Una capilla sin luz ni agua de Córdoba fue elegida como la mejor obra religiosa del mundo: ¿en qué parte queda?

En medio de la llanura pampeana, a las afueras de La Playosa, en el este cordobés, se encuentra una pequeña capilla rural que captó la atención de la arquitectura mundial. Se trata de la Capilla San Bernardo, un templo sin luz ni agua, de diseño minimalista, que fue distinguido como la mejor construcción religiosa del mundo por el sitio especializado ArchDaily.

Un templo que nació del silencio y los ladrillos

La capilla fue diseñada por el arquitecto Nicolás Campodónico, oriundo de Rosario, quien dedicó cinco años al desarrollo del proyecto. La obra se levantó en un predio de 10.000 metros cuadrados y se inauguró en 2015.

Con apenas 92 metros cuadrados, la estructura está construida íntegramente con ladrillos reutilizados de una antigua casona rural. Dos muros curvos se entrelazan para formar un espacio sólido en el exterior y envolvente en el interior, donde no hay altares, vitrales ni bancos. Solo ladrillos, silencio y pequeñas hendiduras para dejar velas.

La capilla no cuenta con suministro eléctrico. Sin embargo, su diseño permite que la luz solar sea protagonista. Una abertura cenital y una bóveda orientada al oeste captan los rayos del sol al atardecer. En ese momento, la luz proyecta en la pared interna una cruz perfecta, formada por la intersección de dos maderos colocados por fuera de la construcción.

Es un gesto sutil, pero profundamente simbólico. La cruz no está presente físicamente en el interior; es la luz la que la revela cada día, con exactitud y silencio.

Una obra premiada en todo el mundo

Desde su inauguración, la Capilla San Bernardo recibió más de una docena de distinciones internacionales, pero fue el premio de ArchDaily el que la posicionó como un referente global de la arquitectura religiosa contemporánea.

“Se hizo con muy pocos recursos, y eso lo vuelve aún más especial. Como capilla tiene que ver con la esencia humana, y eso me movilizó desde el principio”, expresó Campodónico. La obra fue realizada sin financiamiento externo y con escasa asistencia técnica.

En el interior del templo, la única figura es una estatua de San Bernardo, iluminada por un haz de luz natural que desciende desde un orificio en el techo. No hay ornamentos ni ostentación, solo una atmósfera que invita al recogimiento.

Lejos de los templos fastuosos, la Capilla San Bernardo propone una experiencia íntima, austera y espiritual, donde el entorno natural, la arquitectura y la luz se integran en una obra que, más que construida, parece esculpida por el paisaje.