¿Por qué muchas familias colocan una Virgen de Luján frente a la puerta de su casa?

Colocar una imagen de la Virgen de Luján en la entrada de una vivienda es una tradición profundamente arraigada en muchas familias argentinas. Si bien a simple vista puede parecer una costumbre decorativa, para los fieles católicos este gesto tiene un profundo significado espiritual y una intención de resguardo.

Según la creencia popular, ubicarla frente a la puerta principal representa un acto de fe que busca protección para todos los que habitan el hogar y también para quienes lo visitan. Este símbolo, transmitido de generación en generación, es visto como un escudo contra las malas energías, un modo de alejar desgracias y acompañar a quienes salen y regresan cada día.

Una puerta abierta a Dios y a la fe

La presencia de la Virgen de Luján en el ingreso a una casa no solo remite a su carácter protector. También simboliza un espacio consagrado a la espiritualidad, donde se invoca la bendición divina y se deposita la confianza en su intercesión.

Muchos creyentes eligen acompañar la imagen con velas, estampitas o pequeños altares, a modo de agradecimiento o para pedir consuelo en momentos difíciles. Otros, simplemente, colocan su figura como señal de identidad católica y devoción a la patrona de la Argentina.

Más allá de su dimensión religiosa, la Virgen de Luján es también un símbolo de la cultura argentina. Su santuario en la provincia de Buenos Aires convoca a miles de fieles cada año, pero su figura trasciende los límites del templo: está presente en hospitales, escuelas, estaciones de servicio, comercios y, por supuesto, en hogares de todo el país.

Para quienes la veneran, tenerla en casa es una forma de invitar la paz y la esperanza, mantener viva una tradición y reforzar la fe en el poder de su protección.