Dolor en las rodillas y rigidez: señales de alerta que pueden indicar una enfermedad degenerativa
Una de cada dos personas mayores de 65 años la padece. Mantener un peso saludable, moverse a diario y cuidar la postura son claves para proteger las articulaciones.
:format(webp):quality(40)/https://radiorafaelacdn.eleco.com.ar/media/2025/08/aparecen_rigidez_por_las_mananas_o_despues_de_estar_mucho_tiempo_sentado.webp)
La artrosis es la causa más frecuente de dolor y discapacidad en el mundo. Se trata de una enfermedad crónica y degenerativa que afecta a las articulaciones y que, en la mayoría de los casos, aparece con el paso de los años.
Sin embargo, los especialistas advierten que no se trata solo de una “consecuencia de la edad” y que la prevención y la consulta temprana pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida de los pacientes.
La reumatóloga Gabriela Bortolotto (MP. 3216) habló con Viví Mejor y explicó que la artrosis “es una enfermedad crónica y degenerativa de la articulación que se produce cuando el cartílago que recubre la superficie comienza a desgastarse.
Ese cartílago actúa como un amortiguador que permite que los huesos se deslicen suavemente entre sí. Cuando se deteriora, aparecen síntomas como dolor, rigidez y pérdida de movilidad. En etapas avanzadas incluso se producen deformidades”.
Una enfermedad silenciosa y progresiva
La artrosis es mucho más común de lo que se cree: afecta alrededor del 10% de la población adulta y hasta el 50% de las personas mayores de 65 años. “Es la causa más frecuente de dolor y discapacidad en todo el mundo”, señaló Bortolotto.
El avance de la enfermedad suele ser lento y progresivo. Los primeros signos, muchas veces, se confunden con el “cansancio normal de la edad”. La especialista detalló que el dolor articular que empeora con el movimiento y mejora con el reposo es uno de los principales avisos.
También aparecen rigidez por las mañanas o después de estar mucho tiempo sentado, crujidos o chasquidos al mover la articulación y, en algunos casos, aumento de tamaño, calor o enrojecimiento, sobre todo en rodillas y manos.
La reumatóloga advirtió: “Si estos síntomas aparecen y persisten por más de dos o tres semanas, es fundamental consultar al médico. Cuanto antes se haga el diagnóstico, más opciones existen para frenar el avance y evitar dolor y discapacidad”.
El diagnóstico se basa en tres pilares: la historia clínica, el examen físico y los estudios por imágenes. La radiografía es la herramienta principal, aunque en algunos casos también se recurre a la ecografía o la resonancia magnética.
Factores de riesgo y prevención
Aunque el paso del tiempo es el factor principal, no es el único. La especialista aclaró que la genética, el sobrepeso, las lesiones previas, la actividad física de alto impacto y enfermedades como la diabetes aumentan el riesgo de desarrollar artrosis.
Por eso, la prevención comienza mucho antes de la aparición de los síntomas. Bortolotto recomendó que quienes tienen factores de riesgo consulten preventivamente a partir de los 40 años. “Si no hay antecedentes ni factores asociados, una buena práctica es hacer controles clínicos desde los 50, para detectar cambios a tiempo”, indicó.
Cuidar las rodillas es fundamental. Cada kilo de más multiplica la presión sobre ellas: al caminar soportan hasta tres veces el peso corporal, y al subir escaleras hasta cinco veces más. Por eso, mantener un peso saludable es uno de los hábitos más importantes.
La especialista también sugirió moverse todos los días con actividades de bajo impacto, como caminar, nadar o andar en bicicleta, y realizar ejercicios de fuerza y flexibilidad que fortalezcan los músculos que protegen las articulaciones, como cuádriceps y glúteos. “El sedentarismo prolongado debilita la musculatura y acelera el desgaste”, advirtió.
Actividad física y cuidados diarios
Bortolotto remarcó que el movimiento nunca debe abandonarse, incluso cuando aparece dolor en las articulaciones. La clave está en adaptar la rutina para reducir el impacto: evitar correr en superficies muy duras, los saltos intensos o los deportes de contacto sin la técnica adecuada.
Los ejercicios recomendados son aquellos de bajo impacto y fortalecimiento muscular, como bicicleta, natación o pilates. También es importante escuchar al cuerpo: si el dolor aumenta durante o después del ejercicio, hay que ajustar la intensidad o el tiempo.
Algunos consejos prácticos que la especialista brindó son:
Aplicar frío local y hacer estiramientos suaves después de la actividad física para reducir la inflamación.
Usar calzado adecuado, con buena amortiguación y soporte del arco plantar. Evitar tacos muy altos o suelas completamente planas.
Cambiar las zapatillas deportivas cuando pierden amortiguación.
Mantener una postura correcta al sentarse (pies apoyados en el suelo, rodillas a la altura de las caderas) y al levantar peso (flexionar rodillas y no cintura, con la espalda recta).
Incorporar hábitos ergonómicos en la vida diaria: ajustar la altura de pantallas, usar sillas con buen soporte lumbar y levantarse cada 30 o 40 minutos para moverse.
“Estos pequeños cambios cotidianos reducen muchísimo el impacto sobre las articulaciones y ayudan a prevenir el dolor”, subrayó.
Consultar a tiempo, la clave
Para Bortolotto, el mensaje es claro: “Si tenés más de 40 años y empezás a sentir molestias en las articulaciones, no pienses que es algo normal de la edad. No hay que ignorarlo ni postergarlo”.
La artrosis no aparece de un día para otro, sino que se desarrolla lentamente. Detectarla temprano permite frenar el desgaste, aliviar el dolor y mantener una buena calidad de vida. “Hoy vivimos muchos más años y queremos hacerlo bien: estudiar, viajar, disfrutar. La consulta temprana le da al paciente herramientas para lograrlo”, concluyó.

Para comentar, debés estar registradoPor favor, iniciá sesión