Después de muchos años de trabajo, quintuplicaron las ventas y recibieron muchas propuestas gracias al apoyo del Diez.
En menos de cuatro meses la vida de Sofía y Federico cambió de manera rotunda. La pareja santafecina comenzó su emprendimiento de venta de churros hace nueve años. Desde que abrieron su local en la ciudad de Funes, la cercanía con el barrio cerrado donde Lionel Messi pasa sus días cada vez que viene a la Argentina, los llevó a soñar con entregarle varias docenas para que disfruten en familia.
Desde 2016 hasta 2022 le hicieron llegar cajas con todos sus productos, y aunque no sabían si efectivamente el delantero los había probado, en junio de 2023 recibieron un mensaje que no solo les confirmó que conocía su churrería, sino que todo lo que pasó después los emociona hasta las lágrimas. “Quintuplicamos las ventas, nos llegaron un montón de propuestas y vamos a viajar a Miami para poner una sucursal allá”, cuentan.
Emprendedore full time
Antes de inaugurar la churrería, Federico tenía una rotisería en Rosario y Sofía trabajaba en un hotel. “Nos mudamos a Funes porque sufrimos un robo horrible a mano armada, nos mataron un perro, fue espantoso y decidimos irnos”, confiesan. Luego de sus respectivas jornadas laborales siempre pasaban por un negocio a comprar churros en la ruta. “En invierno íbamos casi todos los días, y una vez charlando con la dueña nos dijo que iba a cerrar, que había tenido el local a la venta durante dos años y nadie se lo había comprado porque no era redituable todo el año, solo en los días de lluvia y cuando hacía frío”, rememoran.
La señora les dijo que el comercio funcionaba solo si encaraba como proyecto familiar, porque se requería de más de una persona para llevar las riendas, y eso los dejó pensando. Se lanzaron hacia el desafío de cambiar de rumbo, y empezaron a imaginarse cómo reinventarían la churrería. “Teníamos algunos ahorros, pero pedía bastante dinero, así que le ofrecimos pagarle una parte y después seguir en cuotas durante un año; nos lo aceptó y lo compramos”, revela Sofía, que tuvo que aprender de cero cómo se preparaban los churros y la cadena de producción de todas las variedades.
“Más que ayudar a mi marido pelando papas en la rotisería, yo no tenía mucha experiencia, pero ahora lo hago con los ojos cerrados”, dice con humor. El estado del negocio no era el más óptimo, hubo que remodelarlo por completo y renovar las recetas. “Decidimos crearlas nosotros, cambiamos todo, y al año y medio nos enteramos que íbamos a ser papás de nuestra primera hija”, revelan. Hoy ya tienen dos nenas, una de 5 años y otra de 2. De manera inesperada tuvieron que irse del local, cuando la exdueña falleció.
Un camino de intentos
“Estábamos en pleno proceso de cambiar las cañerías, que la dueña anterior nos lo iba a reconocer como parte del acuerdo, pero quienes quedaron a cargo después no nos aceptaron los mismos términos, así que nos fuimos, y estuvimos casi medio año buscando lugar”, relatan. Encontraron una casa con comercio donde pudieron armar la fábrica, el local, y se instalaron ahí, hasta que llegó el pedido de tres docenas y media de la familia Messi. La solicitud llegó a través de WhatsApp, y Sofía fue quien leyó el mensaje: 24 unidades de dulce de leche, 12 de crema pastelera y seis de Nutella, con envío a domicilio.
“Tenemos el mismo veterinario con la madre de Antonela Roccuzzo, y él nos hizo el nexo para hacerle llegar durante 6 años nuestros churros, pero solo sabíamos que era tal sector del country, y que se los podíamos acercar cuando venían para Rosario, sin esperar nada a cambio”, explican. Siempre que se enteraban de la llegada de Messi, les mandaban de regalo una docena rellana de pastelera, otra simple, otra de dulce de leche, otra simple, otra de pastelitos, de torta fritas, y una más de tequeños. “Sabíamos que iba mucha gente, que son muchos hermanos y primos, así que enviábamos para todos, casi como para un evento”, confiesan.
Habían pasado varios meses desde el último envío cuando ocurrió la secuencia inolvidable. “No me di cuenta que el pedido era para ellos, si bien sabíamos que llegaba a los padres y a los tíos de Messi, no sabíamos si él los comía, y recién después de que volvió el delivery, Juampi, llorando, entendí todo”, remata Sofía. Juan Pablo fue quien ingresó al barrio privado, y pensó que lo estaban cargando cuando pidió indicaciones en la entrada y le dijeron que “iba a la casa del campeón del mundo”.
Fue hasta la dirección exacta, golpeó la puerta y Antonela salió a recibir los churros. “Juampi se largó a llorar, le preguntó si le podía dar un abrazo, ella le dijo que sí, vio que Messi pasaba por atrás, saludó de lejos, y Mateo también le dio un abrazo porque lo vio llorando”, narra Sofía. El muchacho volvió a la churrería sumamente emocionado, y la pareja le respondió el chat en WhatsApp con un sentido agradecimiento. “No podemos parar de llorar de la emoción desde que volvió el cadete, por saber que están disfrutando nuestro producto, muchas gracias por confiar en nosotros; cuando quieran disfrutarlos estarán siempre disponibles y esperando por ustedes. Muchas gracias, nos cambiaron el día, el año. ¡La vida!”, escribieron, y como si todo lo que pasó hubiese sido poco, les contestaron: “Estuvieron muy buenos”.
Una semana después Jorge Messi pasó por el local junto a sus nietos, Thiago, Mateo y Ciro, para comprar otra ración de churros. “No podemos explicar la felicidad de saber que les gustaron, y no paramos de sorprendernos de la cantidad de personas que vienen por día, y no solo a comprar, sino que traen propuestas para hacer inversiones”, aseguran. La demanda creció tanto que en cuestión de cuatro meses inauguraron un segundo local, se mudaron de su casa y la convirtieron en depósito, y pasaron de tener un equipo de trabajo de siete personas a ser 25 en total.
“El crecimiento del negocio fue tremendo, se nos hace cola de gente que quiere poner una franquicia, nos ofrecen constantemente vender nuestros productos en su local, y nos pasan cosas loquísimas: hasta nos ofrecieron vender nuestros churros en Islandia”, indica Sofía, entre la incredulidad y el asombro. La infraestructura también se hizo más grande: alquilaron dos foodtruck para eventos, y en el segundo local sumaron una cafetería para que los clientes puedan disfrutar de una merienda completa, no solo con los famosos churros, sino también con sector de pastelería y panificados.
De Funes a Miami
“Fue todo en muy poco tiempo, de repente quintuplicamos las ventas y el living de mi casa estaba lleno de tarros de dulce de leche, bolsas de harina, la fábrica también, y nos tuvimos que mudar, para que ese lugar sea todo local, con modalidad take a way”, detallan. Ahora sus días comienzan en la cadena de producción, que se hace por la mañana, luego van a la cafetería y cuando terminan el día tienen agendadas varias reuniones por Zoom con posibles inversionistas.
“Este es el momento de evolucionar, de seguir creciendo, y nos dimos cuenta que vamos en camino a armar una industria para estar bien organizados con las franquicias”, sostienen. Frente a la consulta de si alguna vez se imaginaron que tendrían la oportunidad de poner una sucursal en Miami, responden sin filtros: “Ni en pedo, nosotros solo pensábamos en las fechas patrias, que eran las que más trabajaba, y teníamos que organizarme desde la madrugada, pero nada más allá de eso”. Ya empezaron los trámites necesarios, y viajarán a Estados Unidos para firmar los papeles restantes con las personas que van a invertir y trabajar con sus recetas.
De churrero a jugador
Mientras ellos van rumbo a la ciudad donde se instaló la familia del crack rosarino desde que fichó para el Inter de Miami, el cadete que les entregó los churros está a punto de cumplir otro sueño. “Amamos a Juampi y a su familia, él es el mayor, tiene dos hermanos chiquitos y siempre soñó con jugar al fútbol, y cuando se empezó a hacer viral todo lo que pasó, lo llamaron de Godoy Cruz y ahora se está probando para jugar en primera”, revela Sofía. “Lo quieren de todos lados, porque su historia también es maravillosa, y estuve hablando con su entrenador, y me dijo que es muy rápido, que si lo sigue dando todo posiblemente consiga varios clubes que lo quieran; y yo realmente dudo que vuelva a ser nuestro repartidor, creo que no vuelve más”, confiesa entre risas.
El joven se había sumado a la churrería el año pasado, trabajó todo el invierno y en marzo último había vuelto a hacer las entregas, justo tres meses antes de que el destino lo llevara a la casa de la familia Messi. “Claramente todo lo que sucedió tenía que pasar, porque justo que un pibe que sueña con jugar en primera, se encuentre con el campeón del mundo, y que nosotros lo mandáramos a él sin saber nada hasta que volvió, es creer o reventar”, remarca Sofía.
Cada vez que alguien ingresa al local, les dice: “Queremos probar los churros que come Leo”. Actualmente ofrecen los rellenos de dulce de leche, pastelera, Nutella, y roquefort. . A su vez, tienen pastelitos, tortas fritas, tequeños y chipá dentro del catálogo que no para de crecer. “La verdad es que estamos muy agradecidos y no dejamos de trabajar desde el primer momento para lograr todo lo que nos proponemos”, proyectan.
Algunas apuestas como la venta ambulante de churros en el centro de Rosario no resultaron como esperaban, y eventos donde llevaron los foodtruck tampoco colmaron sus expectativas. Tal como dice la canción “Arrancarmelo” de Wos, que fue banda sonora de muchos de los icónicos momentos del Mundial en Qatar donde la Selección Nacional alzó la copa dorada, ellos no piensan dejar de intentar. “No vamos a parar hasta lograrlo, de seguir probando, y sabemos que va a funcionar en el exterior; estamos eternamente agradecidos a la familia Messi, y vamos a poner sucursales en Miami para que pueda comer sus churros cuando quiera y donde quiera”, concluyen.
Fuente: Infobae
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