Rosario: una familia se convirtió en pionera tras fabricar la primera copita menstrual a base de termoplástico y firmó un acuerdo con la UNR
Lanzaron al mercado la primera copita 100% rosarina y la única del país hecha a base de termoplástico.
Lucía y Gabriel Capuano son hermanos, ingenieros industriales egresados de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y están detrás de "Liberi", la primera copa menstrual fabricada en Rosario y la única en Argentina hecha a base de termoplástico medicinal.
Fue luego de un largo proceso de validación que en el año 2017 comenzaron con su producción desde la empresa de su padre Rubén, Caplast S.R.L, ubicada en la zona sur de la ciudad. Hoy, luego de cuatro años, el producto ostenta el sello de "buen diseño" y la PyME es reconocida dentro del programa municipal de buenas prácticas ambientales.
Todo esto, sumado al hecho de tratarse de una marca 100% local, llamó la atención de los directivos de la Universidad Nacional de Rosario, quienes vienen de establecer un convenio con la firma para incorporar las copas menstruales dentro del Plan UNR Feminista 2020-2023.
Según afirmó la Secretaria del Área de Género y Sexualidades de la UNR, Florencia Rovetto, el acuerdo permitirá su entrega a distintas beneficiarias de las políticas de género y gestión menstrual que lleva adelante la Universidad. También consideró que este convenio “es una manera de contribuir al desarrollo de la producción local".
► Te puede interesar: Instituciones Sustentables: un programa de compromiso empresarial
La historia
Lucía Capuano contó la historia del proyecto, el paso a paso para lanzarse al mercado y las expectativas y planes a futuro. Fue en 2017 cuando Lucía hizo traer del exterior su primera copita menstrual: pero nunca se imaginó que sería ella misma junto a su familia los pioneros en fabricarla en Rosario.
En ese entonces, este dispositivo comenzaba a tener una mayor repercusión en Argentina, pero su producción nacional era escasa, por lo que la mayoría de las marcas que se comercializaban provenían de otros países.
Fue así que, junto a una amiga, comenzaron a investigar su producción como parte del trabajo de tesis para recibirse de la carrera de Ingeniería Industrial. Esta les implicó entrevistar a usuarios, ginecólogos y demás especialistas para conocer más acerca de sus usos y propiedades.
"Vimos que las copitas podían hacerse no sólo de silicona sino también de otros materiales como el termoplástico medicinal y nos abocamos evaluar la factibilidad de este método. A su vez mi papá tiene una firma que brinda servicios de inyección de plástico por lo que, en paralelo a la tesis, junto con él y mi hermano empezamos a realizar las pruebas para hacer los primeros dispositivos", contó Lucía.
El proceso de fabricación no fue nada sencillo y conllevó varias etapas. Una de ellas consistió en llenar largos formularios para dejar explicitado el motivo por el cual desde la firma buscaban importar termoplástico, al tratarse de un material que es elaborado en el exterior. Luego, vinieron los test en pos de validar el producto y lograr su autorización para arrancar con la comercialización.
[{adj:182649 size-large}]
► Te puede interesar: Científicos de Sudáfrica mantienen la vigilancia sobre una nueva variante del coronavirus
"El termoplástico es el mismo material que se utiliza en prótesis dentales permanentes y descubrimos que había algunas empresas extranjeras que ya lo empleaban como materia prima para elaborar las copitas menstruales. Nosotros fuimos los primeros en traerlo al país para utilizarlo con este propósito", destacó.
También aseguró que presenta varias ventajas con respecto a la silicona. Una de ellas es el hecho de que se trata de un material que otorga flexibilidad pero la suficiente rigidez como para garantizar mayor resistencia. En tanto, su tiempo de duración promedio se ubica entre los seis y los diez años y su esterilización no varía: se la higieniza dejándola unos minutos sumergida en agua hirviendo al igual que las que son hechas de silicona.
En cuanto al convenio con la UNR, Capuano consideró que se trata de un importante desafío y de una ocasión para democratizar el acceso de la comunidad a los dispositivos de gestión menstrual.
"Ellos ya habían empezado con este programa a partir del cual entregaron 150 copitas a distintas becarias. En su momento llamaron a licitación y comenzaron a trabajar con otra empresa porque no nos conocían, pero cuando vieron que éramos de acá y que habíamos estudiado en la Universidad quisieron trabajar con nosotros. Estamos muy contentos y sobre todo orgullosos de asumir esta oportunidad", aseguró Lucía.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión