Antes de llegar a la ciudad, habló con RADIO RAFAELA, contó detalles de su historia, el trabajo a lo largo de los años y la vinculación con nuestra ciudad.

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Esta mañana de viernes trascendió la noticia. El Santo Padre Francisco nombró nuevo obispo de la diócesis de Rafaela a monseñor Pedro Javier Torres Aliaga, cordobés de 61 años, actualmente obispo titular de Castello di Numidia y auxiliar de Córdoba.

Simultáneamente, aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Rafaela presentada por Luis Alberto Fernández, al haber cumplido 75 años. El Obispo Emérito será administrador apostólico de Rafaela hasta la toma de posesión canónica de Mons. Torres.

Paralelamente, Pedro Javier Torres Aliaga se prepara para llegar a la región. En charla exclusiva con RADIO RAFAELA, contó detalles de su historia, el trabajo a lo largo de los años y la vinculación con nuestra ciudad.

Comenzó relatando que la pregunta sobre si aceptaba o no convertirse en Obispo de esta Diócesis tuvo lugar el último día de octubre. Por otro lado, recibió ayer la confirmación de que este viernes se iba a comunicar la decisión.

“En estos días me encontré con Monseñor Fernández que en su bondad me fue abriendo el corazón y la información para ir caminando hacia Rafaela. Lo conozco desde hace 9 años, soy sacerdote hace 38, y vengo trabajando en el ámbito ecuménico”, contó.

“Los caminos de Dios y su providencia son sorprendentes”, aseguró Monseñor Torres. Explicó que hace muchos años que conoce nuestra ciudad, y la visitaba cuando estaba Monseñor Jorge Casaretto. “Fue una sorpresa”, afirmó.

Esa no sería la única vinculación con nuestra región. “La de Córdoba es una diócesis muy grande, pero la verdad que mirando con cariño Monseñor Zazpe a quien también conocí y me alegraba el corazón cuando nos visitaba en Córdoba. Hemos tenido contacto con familias rafaelinas que venían a Córdoba”, relató.

La llegada a la Diócesis de Rafaela

Preparándose para llegar a esta región, sostuvo: “Quiero ayudar y servir, el anhelo es ese. No medir por la cantidad de gente, cuando Brochero fue tras las sierras no había casi nadie”, por ejemplo.

Ahora le toca trabajar en la “entrega de la herencia” en Córdoba, para antes de Navidad ya estar en la ciudad de Rafaela.

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Sobre monseñor Pedro Javier Torres Aliaga

Nació en Córdoba, son ocho hermanos en total y él es el menor de todos ellos. “Comencé un camino de discernimiento, Dios me fue sorprendiendo en el camino. Terminé dando un sí para entrar al seminario en tiempos muy difíciles, en los que yo sentía la necesidad de trabajar por la paz”.

“Soy dulcero, me gusta el mate y la comida criolla. Soy hincha de Belgrano por el color celeste que es el de la Virgen”, se describió a sí mismo. “Tengo que aprender a comer bagna cauda”, agregó pensando en esta nueva etapa en la ciudad.

Ahora espera el momento para llegar a Rafaela. “Quiero conocerlos, quiero estar cerca. Lo primero es anunciar el Evangelio y fascinarnos con Jesús. El acento es caminar juntos con el pueblo de Rafaela, con sus necesidades. Dios va tejiendo una gran red, veremos que nos toca”.

“La patria la hacemos entre todos, nadie tiene la varita mágica. Argentina tiene un potencial de dones, carismas, tenemos que abdicar de ambiciones personales para poder caminar al regalo que Dios nos tiene preparado”, agregó.