Cucusoja y Sojcaf: alumnos de Las Petacas crean envases comestibles con harina de soja
Estudiantes de cuarto año desarrollaron cucuruchos y tazas de café que se pueden comer. El proyecto competirá en la Fiesta Nacional de la Soja y busca reducir el uso de plásticos.
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Una propuesta innovadora surgida desde las aulas rurales de Santa Fe busca transformar la forma en que consumimos alimentos y bebidas: alumnos de cuarto año de la Escuela Brigadier Estanislao López, de la localidad de Las Petacas, crearon cucuruchos y tazas comestibles a partir de harina de soja, con el objetivo de reducir el uso de plásticos y promover una alternativa sustentable y reutilizable.
La iniciativa, bautizada como “Cucusoja” y “Sojcaf”, se presentará entre el 2 y el 5 de octubre en la Fiesta Nacional de la Soja, en Arequito. El grupo trabaja con el acompañamiento de la docente Mariana Echarri, quien el año pasado también lideró un proyecto de aderezos a base de soja.
“Tenemos muchas expectativas porque es un producto novedoso”, destacó el alumno Ángel Bertola, uno de los impulsores del proyecto, en diálogo con la prensa.
De la harina a los envases comestibles
El proceso de fabricación es completamente artesanal. Comienza con el horneado de granos de soja, que luego se trituran hasta formar una harina casera. A esa base se le agregan ingredientes como manteca, huevo y esencia de vainilla. La mezcla se enfría por 15 minutos en freezer y luego se hornea.
“Las tazas se hacen igual que los cucuruchos. Aguantan hasta 15 minutos con café caliente antes de empezar a humedecerse”, explicó la estudiante Selene Bertola.
Ambos productos no solo aprovechan un subproducto agrícola de la región, sino que reducen el impacto ambiental al reemplazar vasos y cucuruchos de plástico o cartón. Y lo mejor: ¡se pueden comer!
Un cambio desde la escuela
El proyecto nació de una reflexión simple: ¿qué se puede hacer para reemplazar los envases plásticos que se entregan en estaciones de servicio o locales de comida rápida?
“Queríamos hacer algo amigable con el medioambiente. Usamos un recurso abundante en nuestra zona, como la soja, para darle otro valor”, señalaron los alumnos.
El próximo paso es incorporar cucharitas de glucosa comestibles, similares en textura a los clásicos caramelos Yapa o Mentita. La idea es continuar ampliando esta línea de productos sostenibles que combinan sabor, diseño y conciencia ambiental.
Educación, ciencia y sostenibilidad
El proyecto de la Escuela de Las Petacas demuestra el potencial de la educación técnica y ambiental para generar cambios reales. Los estudiantes aplicaron conocimientos de química, biología y economía, desde el procesamiento del grano hasta la elaboración final del producto.
“Este trabajo no solo fomenta la creatividad, también despierta el interés por la ciencia, la sustentabilidad y el emprendimiento”, valoró la docente Mariana Echarri.
La participación en la Fiesta Nacional de la Soja representa una gran oportunidad para dar a conocer la iniciativa y generar conciencia sobre el reciclaje, el uso responsable de los recursos y la importancia de generar ideas innovadoras desde el aula.

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