Mientras la administración de Javier Milei decidió conformar un comité de crisis, a pedido del gobernador, el mandatario santafesino continuará con su objetivo.
En cierta forma era previsible la respuesta del gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, tras la ofensiva terrorista de los clanes del narcotráfico que asesinaron al azar y sin piedad a dos taxistas, a un chofer de colectivos y a un joven playero de una estación de servicios, como antes habían hecho con un artista callejero o con un empleado bancario que perdió la vida jugando en el casino local por una bala disparada al aire.
Pullaro juega fuerte, redobla la apuesta, y es fiel al estilo político que lo convirtió en mandatario provincial. Sólo frente al presidente Javier Milei decidió bajar el tono por la pelea durante el tratamiento de la ley ómnibus y los recursos que el economista quiere ajustarles a las provincias.
Por lo demás, Pullaro decidió clausurar cualquier atisbo de negociación o diálogo con los clanes narcos que manejan en la ciudad de Rosario el sobrante de baja calidad de la droga que se comercializa en Argentina y que es la que no se exporta al exterior de manera ilegal.
Y, probablemente, siga con sus fotos a “lo Nayib Bukele”, presidente de El Salvador.
El ministro de seguridad Pablo Cococcioni,afirmó “No vamos a sentarnos a negociar nada con la ranchada”, por lo que el gobierno provincial endurecerá su enfrentamiento contra las bandas de los narcos, como tomo nota el intendente de Rosario, Pablo Javkin quien expresó, que si los narcos piensan que los crímenes son una suerte de apriete para negociar mejores condiciones carcelarias o cualquier otro tema, “...eso no va a pasar”.
Tras el terrorismo implacable que se vive en Rosario, que asemeja a la Medellín de los años ‘80 y ‘90 o a la brutalidad de los mensajes mafiosos que se registran en las ciudades mexicanas donde los poderosos cárteles de narcotraficantes se han adueñado de ciudades enteras, el gobierno nacional activó sus recursos ni bien el gobernador Maximiliano Pullaro acudió a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich para imponer el orden porque, indudablemente, sólo y con su policía y justicia comprometidas por la corrupción narco, no puede.
Desde la Policía Federal, la Gendarmería, Prefectura Naval, Servicio Penitenciario y Policía Aeronáutica, así como involucrar a efectivos de las Fuerzas Armadas para brindar asistencia en seguridad interior, siguiendo los lineamientos del artículo 27 de la ley 24.059, de la ley de Seguridad Interior.
El artículo 27 de esa norma específica que “...el Ministerio de Defensa dispondrá en caso de requerimiento del Comité de Crisis- que las fuerzas armadas apoyen las operaciones de seguridad interior mediante la afectación a solicitud del mismo, de sus servicios de arsenales, intendencia, sanidad, veterinaria, construcciones y transporte, así como de elementos de ingenieros y comunicaciones, para lo cual se contará en forma permanente con un representante del Estado Mayor Conjunto en el Centro de Planeamiento y Control de la Subsecretaría de Seguridad Interior”.
El comienzo del involucramiento del Ejército en la lucha contra el crimen organizado comenzó.
Pero, para haber llegado a este punto, previamente, el gobernador santafesino había subido sus apuestas contra los narcos al publicar una fotografía de los detenidos en la cárcel de Piñero, a la manera en la que Bukele apila a los miembros detenidos de las pandillas que se habían adueñado de las calles de El Salvador a pura violencia contra los civiles inocentes.
Esa fotografía, que en realidad fue una respuesta del gobierno santafesino, tras el ataque a balazos contra dos micros que trasladaban a efectivos del Servicio Penitenciario y en el que resultó herido un agente, conllevó la advertencia del ministro de justicia y seguridad de Santa Fe, Pablo Cococcioni, a afirmar que “cada vez la van a pasar peor si siguen cometiendo delitos organizados desde las cárceles".
La respuesta de los criminales no se hizo esperar con un raid de víctimas civiles asesinadas a sangre fría.
Para el especialista en políticas públicas y analista de seguridad, Jorge Luis Vidal, Pullaro no es Bukele ni cuenta con las herramientas del presidente salvadoreño.
Y agregó: "No son la policía de Santa Fe, que dicho sea de paso, no es la más adecuada para combatir el narcotráfico porque a lo largo de estos últimos 30 años se vio que fue muy permeable a la corrupción del negocio del narco”.
Pero volviendo a la foto de la cárcel, para Vidal “no ayudó en nada porque ahora no se le puede dar una respuesta peor a los narcos como hizo Bukele que tiene algo que en Santa Fe, Pullaro, no posee. En El Salvador hay un estado de excepción que en Santa Fe no existe por lo que no hay cómo responderles a estos sátrapas delincuentes asesinos”.
Una cuestión que había sido vislumbrada por el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, Rafael Gutiérrez, que reprochó la fotografía como una provocación innecesaria.
Hay que señalar que la relación entre Gutiérrez y Pullaro parece no tener retorno al punto que el gobernador no esconde sus intenciones de renovar la corte suprema de su provincia.
De cualquier forma, ante la emergencia, lo que importa es el decidido apoyo del gobierno nacional que según Jorge Luis Vidal será decisivo siempre que Bullrich esté involucrada porque “...Patricia tiene realmente la intención, la inteligencia, la decisión y el coraje de llevar adelante una lucha frontal, real y verdadera contra el narcotráfico”.
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