En el marco de la cooperación internacional que impulsa el Ministerio de Seguridad para combatir los delitos transnacionales, agentes de Interpol detuvieron en Medellín, Colombia, a Julián David Correa Posso, un fugitivo que operaba aviones para una banda de narcotraficantes asentada en la ciudad de Rosario.
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El ciudadano colombiano de 24 años de edad, es técnico en mecánica aeronáutica y tenía pedido de captura desde el 30 de octubre del año pasado, cuando personal de la sección de Investigaciones Antidroga de Gendarmería Nacional efectuó el operativo “Cosecha Blanca”, en el cual mediante 39 allanamientos desbarató una red criminal que traficaba droga desde Bolivia hacia Santa Fe utilizando sus propios aviones.
Correa Posso había salido de Argentina un día antes de ese operativo y era parte de la organización que fue detectada haciendo maniobras con dos aviones Beechcraft Baron dentro de un hangar privado de un club de campo y golf, situado en la localidad de Oliveros. En esa oportunidad, fueron detenidos 13 integrantes.
Cronología:
En el marco de una causa por Tránsitos aéreos irregulares, contrabando de estupefacientes y lavado de activos, personal de Gendarmería Nacional comenzó con las pesquisas sobre el posible traslado de cocaína desde el Estado Plurinacional de Bolivia, mediante las rutas terrestres, con una flota de taxis y aéreas, utilizando aeronaves (con matrículas y banderas adulteradas) propias de una organización narcocriminal. La misma estaría integrada por personas de distintas nacionalidades con presuntos antecedentes por contrabando de estupefacientes y con conocimientos aeronáuticos, eficaces para realizar vuelos a cierta altura, capaces de garantizar la evasión de radares y controles aéreos en un circuito de distribución desde Santa Fe hacia diferentes provincias del país, y luego a Europa por la Hidrovía.
Fue así que un siniestro vial ocurrido en la ciudad santafecina de Cañada de Gómez en el año 2020 cobró la vida de dos sujetos vinculados a la banda. Esas personas se trasladaban a un campo donde se “bombardearía” droga desde una avioneta, pero al advertir que eran vigiladas por personal encubierto, intentaron escapar y su vehículo colisionó.
Esta organización tenía una consolidada estructura de lavado de activos, y creaba empresas fantasmas de exportación de granos, lo que les permitiría adquirir aeronaves para realizar vuelos clandestinos y transportar estupefacientes. Asimismo, las tareas de inteligencia corroboraron el vínculo con los dueños de un country (testaferros) ubicado en la localidad de Oliveros, sitio que contaba con un aeródromo privado, lugar utilizado por los involucrados para aterrizar con la excusa de "ver campos" y en el que, en las distintas ocasiones de uso, permanecerían por cierto tiempo a puertas cerradas, lo que resultaba llamativo por tratarse de un sitio descampado que incluso contaba con seguridad propia y cámaras de vigilancia.
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