El misterio de los celulares del triple femicidio narco: el rastro que siguió la Justicia hasta la casa donde torturaron a las víctimas
Los teléfonos de Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez fueron la clave para reconstruir el recorrido de los asesinos. La fiscalía determinó el trayecto completo hasta Florencio Varela y el posterior apagado de los aparatos.
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Los celulares de las tres jóvenes asesinadas en el triple femicidio narco de Florencio Varela —Brenda del Castillo (20), Lara Gutiérrez (15) y Morena Verdi (20)— se convirtieron en la principal prueba de los investigadores para desentrañar los movimientos del grupo criminal antes y después del crimen.
Según el informe al que accedió Infobae, elaborado por la fiscalía de Adrián Arribas, los teléfonos de Brenda y Lara fueron rastreados por sus impactos en antenas durante la noche del 19 de septiembre, permitiendo establecer el recorrido exacto que realizaron los vehículos implicados.
La investigación, que lleva 9 detenidos, 3 prófugos y otros 3 sospechosos a identificar, reveló que los asesinos no apagaron los celulares de inmediato, dejando un rastro que los delató.
El recorrido de la camioneta Tracker
Las víctimas fueron vistas por última vez en Ciudad Evita, en las calles La Quila y El Tiburón, cuando subieron a una Chevrolet Tracker blanca con patente adulterada.
Desde las 21:29, los celulares de Lara y Brenda comenzaron a moverse juntos, trazando un camino que siguió por Avenida Crovara hacia la General Paz, luego por la colectora sur y avenida 27 de Febrero.
Cámaras de seguridad confirmaron que el vehículo avanzó por Lomas de Zamora y Temperley, donde los investigadores identificaron por primera vez la chapa falsa PAZ-355.
A partir de las 22:10, el recorrido siguió por Hipólito Yrigoyen con sentido a Claypole, hasta llegar a Florencio Varela, donde los teléfonos dejaron de emitir señal.
El último impacto del celular de Brenda fue a las 22:54, y el de Lara a las 23:14. Ambos fueron apagados en la misma zona.
Un dato clave: el teléfono que volvió a encenderse
La reconstrucción de los movimientos muestra que el teléfono de Brenda volvió a activarse después de medianoche.
A las 00:12 del 20 de septiembre, impactó con una antena en la autopista Ricardo Balbín, y más tarde en Ciudad de Buenos Aires, entre las 00:50 y la 1:10, cuando finalmente fue apagado de manera definitiva.
Ese trayecto coincidió con el recorrido de un Volkswagen Fox blanco, donde viajaban Víctor Sotacuro, su sobrina Florencio Ibáñez y el narco peruano Alex Roger Ydone Castillo.
Los dos primeros fueron detenidos y el tercero sigue prófugo.
Los investigadores sospechan que en ese tramo los implicados se deshicieron de los celulares de las víctimas, posiblemente arrojándolos en el camino para evitar su rastreo.
Los registros que comprometen a los acusados
Las cámaras de la Ciudad de Buenos Aires captaron al Fox blanco circulando por Avenida Juan de Garay y Bonorino, en el Bajo Flores, poco después de la 1:00 de la madrugada.
En las imágenes se ve a dos personas descender del vehículo, una de ellas con una bolsa en la mano, antes de ingresar a un edificio del asentamiento.
El auto luego fue visto en la calle Mom, donde la banda guardaba sus vehículos. A las 1:18 llegó la Tracker al mismo lugar, y minutos más tarde el Fox regresó hacia Florencio Varela, donde se presume que intentaban borrar rastros del crimen.
Un dato que podría complicar aún más a Ibáñez es el comprobante de peaje que presentó en su defensa. El ticket muestra un pago a las 0:48 en el Peaje Dock Sud, coincidiendo con la ubicación del celular de Brenda y el trayecto del grupo hacia la Capital.
La hipótesis judicial
Para el fiscal Arribas, los teléfonos fueron clave para reconstruir la ruta del secuestro, tortura y asesinato de las víctimas. La hipótesis es que los integrantes de la banda —vinculada al narco peruano Castillo— mataron a las jóvenes por una supuesta traición interna en la distribución de drogas.
Los investigadores creen que tras los crímenes, los asesinos apagaron los celulares y luego los hicieron desaparecer, probablemente en el trayecto entre Dock Sud y el Bajo Flores.
El hallazgo de los dispositivos podría resultar determinante para confirmar la participación individual de cada implicado, en un caso que conmociona al país por su brutalidad y planificación.

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