Cuarto robo en lo que va del mes: atraparon a un ladrón dentro de la escuela Lisandro de la Torre

Después de varios días de múltiples robos que fue víctima, la Escuela N° 1186 "Lisandro de la Torre", ubicada en calle Bollinger 513, fue blanco de un nuevo hecho de inseguridad.

Este último episodio ocurrió alrededor de las 10:00 horas del domingo, cuando la directora del establecimiento advirtió la presencia sospechosa de un sujeto en el patio. Dio aviso inmediato a la Guardia Urbana Rafaelina (GUR) y a la Policía, que llegaron en minutos.

Los efectivos comprobaron que el delincuente aún se encontraba en el edificio. El sujeto intentó huir saltando un tapial y trepando techos, pero fue interceptado y detenido en calle Brigadier López, trasladándolo luego a la Comisaría 13°.

Según información extraoficial, se trataría del mismo individuo involucrado en robos anteriores en la misma escuela.

Inseguridad reiterada

En lo que va de junio, delincuentes sustrajeron dinero del kiosco, una computadora, herramientas, un parlante y objetos personales de los docentes. En este caso, habría alcanzado a llevarse una olla tras romper un vidrio, aunque la causa sigue bajo investigación.

La comunidad educativa reclamó públicamente medidas urgentes y refuerzo de seguridad para proteger a los niños, el personal y los recursos con los que, día a día, se construye educación en contextos difíciles.

“Les robaron a los chicos”: la impotencia de una docente ante el drama de los robos en la escuela

Una docente de la Escuela N° 1186 “Lisandro de la Torre” expresó en un sentido comunicado la indignación del cuerpo docente tras el nuevo hecho de inseguridad. Su testimonio puso en palabras la angustia, el enojo y la impotencia que deja cada episodio de inseguridad. “Nadie es ajeno a que en nuestro país las cosas no están bien, pero cuando uno se entera que entran a robar en una escuela de un barrio de gente trabajadora y humilde, eso dice mucho del estado en el que está nuestra sociedad", dijo.

También, la maestra hizo hincapié en que el daño no se mide solo en lo robado, sino en lo emocional, en el impacto sobre los niños y quienes trabajan diariamente por brindar educación en contextos difíciles: “Lo peor no son los bienes que se llevaron, ni que sea la tercera vez en el mes. Lo peor es que les robaron a los chicos. A esos que seguramente cruzan todos los días, que saben que no tiran manteca al techo, que llegan con lo justo. El daño va mucho más allá”, agregó. 

En el relato, contó cómo las docentes recorrieron las aulas tras el hecho y se enteraron de a poco todo lo que los ladrones “toquetearon”. “Una contaba que le robaron el mate y el termo que le regaló la familia de una alumna. A mí me llevaron las mantitas que tejió mi mamá para el rincón de lectura, y los fibrones nuevos que compré para mis alumnos. También encontré las cartitas decorativas pisoteadas en el suelo. Todo tirado, tratado como basura", sumó en el comunicado.

“Esto pasó justo en la semana en que nuestra querida escuela cumplía años. Una semana que debería haber sido de celebración, se tiñó de angustia, impotencia y bronca", cerró en el comunicado.