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POLICIALES

Condenaron a diez años de prisión a un joven que intentó matar a su abuela

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Se trata de un muchacho de 25 años que en 2022 fue detenido luego de un brutal ataque ocurrido en una casa del barrio Yapeyú, en zona norte de la ciudad de Santa Fe.

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Fue hasta lo de su abuela, le dijo que en la habitación había un alacrán y luego la atacó a golpes con un fierro. Así, de manera rápida y sintética, se resume lo que ocurrió el 5 de enero del 2022 en una vivienda del barrio Yapeyú de Santa Fe y por el cual María Esther Gómez, de 77 años en ese entonces, fue internada. Su nieto, Leandro “Pachu” Fernández (25), fue arrestado y luego quedó preso.

Este miércoles, a más de un año de aquel brutal incidente, Fernández se declaró culpable y asumió los cargos que pesaban en su contra para cumplir una pena de diez años de prisión efectiva en un establecimiento carcelario del Servicio Penitenciario provincial.

La aceptación de la condena se dio en el marco de una audiencia realizada en el subsuelo de tribunales. Fue presidida por el juez Pablo Spekuljak, quien admitió un juicio abreviado acordado por el fiscal Estanislao Giavedoni y la defensa particular de Fernández, a cargo del abogado Agustín Tallarico.

En tal acuerdo, Fernández se declaró autor de tentativa de homicidio calificado por el vínculo - porque la víctima fue su abuela-, alevosía -ya que actuó a traición- y criminis causa –debido a que intentó matar a la mujer para asegurar el robo de una garrafa que se encontraba en la vivienda.

“Fue Pachu”

El brutal ataque ocurrió entre las 15 y las 18 del 5 de enero del 2022 en el interior de la casa de la víctima, ubicada en Misiones al 6400. En ese entonces, María Esther se encontraba en el patio de la vivienda cuando escuchó que su nieto “Pachu” le alertó sobre la presencia de un alacrán en una habitación.

Confiada en lo que le decía su ser querido, la mujer tomó un insecticida y se dirigió al cuarto. Allí le dio el veneno para insectos y al darse vuelta (para volver al patio) fue sorprendida con un fuerte golpe en su cabeza provocado por un caño oxidado de una pileta lona. Los golpes continuaron salvajemente y pese a que la mujer intentó defenderse, Fernández continuó con su irracional ataque, por lo que María Esther simuló estar muerta para que su nieto se vaya.

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Tras el demencial ataque, Fernández revisó la casa de su abuela y luego se alzó de una garrafa para retirarse del domicilio (a la vista de vecinos de la zona) hacia un destino incierto, aunque se sospecha que fue para vender el envase de gas.

María Esther, por su parte, se levantó del suelo y fue hasta la ventana para pedir auxilio a un vecino que la ayudó y llamó a la policía. Más tarde, arribó al domicilio una ambulancia que trasladó a la mujer hasta el hospital Iturraspe donde fue estabilizada y logró contar las dos palabras claves para esclarecer el caso: “Fue Pachu”, dijo.

Avanzada la investigación, los detectives de la Agencia de Investigación Criminal iniciaron una búsqueda para localizar a Fernández, quien horas después del ataque a su abuela se fue de su casa con un bolso en mano y fue visto por última vez en la avenida Teniente Loza, el corredor troncal que llevar a los barrios Yapeyú, San Agustín, Abasto o Nuevo Horizonte, entre otros.

Bajo la mira de los investigadores, Fernández se entregó luego en sede policial y quedó a disposición de la Justicia.

Como la víctima fue una mujer, el caso se tramitó inicialmente en la Fiscalía de Violencia de Género, Familiar y Sexual y recayó en manos de la entonces fiscal Celeste Minitti (hoy jueza) que imputó a Fernández por “tentativa de homicidio”, agravado por le vinculo (ya que es el nieto de la mujer) y alevosía tras sorprender a Gómez por la espalda, sabiendo de su estado frágil y vulnerable.

El 11 de enero, el juez José Luis García Troiano ordenó la prisión preventiva para Fernández y con esa medida cautelar continuó hasta este miércoles en que puso la firma y aceptó pasar diez años en prisión por el demencial ataque a su abuela.

<b>Según los peritajes, el arma homicida tenía 60 centímetros.</b>
Según los peritajes, el arma homicida tenía 60 centímetros.

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