Caso Gill: pideron imágenes satelitales a la NASA para buscar a la familia desaparecida hace 23 años
La querella solicitará al gobierno argentino que gestione el acceso a registros de 2002. Esperan detectar movimientos de tierra en la estancia “La Candelaria”, donde vivían las seis personas.
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El misterio de la familia Gill, desaparecida el 13 de enero de 2002 en Entre Ríos, podría sumar un capítulo inédito: la querella pedirá imágenes satelitales de la NASA para intentar localizar rastros de movimientos de tierra en las 600 hectáreas de la estancia La Candelaria, el lugar donde Rubén José Gill, su esposa Norma Margarita Gallego y sus cuatro hijos fueron vistos por última vez.
“Seis personas no desaparecen de la faz de la tierra sin dejar rastro. Queremos darle una respuesta a una madre que todavía espera saber qué pasó con su hija, su yerno y sus nietos”, expresó el abogado Marcos Rodríguez Allende, representante de la familia, en diálogo con Elonce.
Una investigación marcada por negligencias
El letrado recordó las graves irregularidades de los primeros meses. La policía allanó la estancia ocho meses después de la desaparición y, según testigos, el procedimiento terminó en un asado con el dueño del campo y el juez de la causa. “Fue vergonzoso y tremendo”, denunció Rodríguez Allende.
Hasta hoy, la causa sigue caratulada como “averiguación de paradero”, lo que para la querella resulta insuficiente: “Si se hubiera investigado como desaparición forzada u homicidio, otra sería la historia”, aseguró.
El pedido a la NASA: una apuesta tecnológica
El equipo jurídico busca acceder a imágenes satelitales del año 2002, imposibles de obtener con tecnología argentina, que solo permite rastrear movimientos de tierra desde 2007.
Para concretar la solicitud será necesaria la intervención de la Cancillería argentina, el Ministerio de Justicia y autoridades de Estados Unidos, ya que no alcanza con que lo pida un juez local. “El objetivo es encontrar los restos y dar paz a la familia”, remarcó el abogado.
Un sospechoso y un secreto a la tumba
El propietario de la estancia, Alfonso Goethe, fue señalado como principal sospechoso durante años. Denunció la desaparición recién tres meses después, alegando que les había dado vacaciones. Sin embargo, nunca fue imputado y murió en un accidente vial en 2016.
La investigación exploró todas las hipótesis: fuga voluntaria, conflicto con el patrón, cuerpos arrojados a animales o a un pozo de agua. Ninguna logró confirmarse.
El Ministerio de Seguridad de la Nación mantiene vigente una recompensa de 12 millones de pesos para quien aporte un dato concreto que ayude a esclarecer el destino del matrimonio y sus cuatro hijos.

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