Whirlpool cerró su planta de Pilar y despidió a 220 trabajadores en medio de la caída del consumo
La empresa anunció el cese de la producción por falta de competitividad y el avance de las importaciones. Mantendrá solo su operación comercial en el país.
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Whirlpool anunció este miércoles el cierre de su planta de lavarropas en el Parque Industrial de Fátima, en Pilar, y la desvinculación de sus 220 trabajadores. La compañía, que había inaugurado la fábrica en 2022 con una inversión de USD 52 millones, explicó que la decisión responde a la caída de ventas, la pérdida de competitividad para exportar y la creciente presencia de electrodomésticos importados.
La comunicación fue realizada al personal durante la mañana y derivó en el inicio de negociaciones con la Unión Obrera Metalúrgica para definir un paquete de salida que incluirá la indemnización correspondiente más un plus. El cierre alcanza a operarios y a empleados de áreas técnicas y administrativas.
Desde la empresa señalaron que la planta no logró convertirse en el modelo “eficiente y ágil” que requería el negocio, en un contexto de fuerte desaceleración del consumo. Por eso, el grupo definió una reconfiguración estructural: dejará de fabricar en Argentina y concentrará su actividad en tareas comerciales y de servicio, garantizando el abastecimiento de productos, repuestos y accesorios. Sus oficinas comerciales, donde trabajan entre 100 y 120 personas, seguirán operativas.
Entre los trabajadores, el anuncio generó sorpresa y malestar. “No nos dieron previo aviso; cerraron y nos trajeron un transporte para el que se quiera ir”, relató Ignacio Cabezas, empleado de la firma, en FM Plaza 92.1. Contó además que el personal decidió no retirarse del predio hasta obtener “una respuesta coherente”. Los empleados atribuyen el cierre al avance de productos importados, que se venden a la mitad del precio de un lavarropas de la marca.
La actividad en la planta ya venía en descenso: la producción, que llegó a ser de 500 a 600 unidades por día, había caído a 400. Hace dos semanas se había despedido al personal eventual y se habían adelantado las vacaciones al 22 de diciembre, aunque nadie imaginaba un cierre total.
La planta de Pilar tenía una capacidad proyectada de 300.000 lavarropas anuales, con un esquema pensado para exportar el 70% de la producción. Sin embargo, la realidad terminó siendo muy distinta: se fabricaban unas 150.000 unidades y el reparto era mitad para el exterior y mitad para el mercado interno.
Desde la casa matriz, Whirlpool SA —filial brasileña del grupo— enmarcó la medida dentro de sus directrices de “eficiencia operativa y asignación responsable de recursos”, aunque remarcó que sus operaciones de importación y comercialización en Argentina continuarán sin modificaciones.

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