Eva Angeletti recibió a Radio Rafaela para compartir la alegría de la celebración, recordando a su papá José Luis, uno de los principales responsables de este sueño que sigue en pie.
Este mes de marzo, la panadería Evamar se encuentra cumpliendo 30 años de trabajo, acompañando a los vecinos de la ciudad. Fueron “años de mucho esfuerzo, mucho sacrificio, y un festejo especial”, destacó Eva Angeletti, una de las titulares actuales de la firma.
A menos de un año del fallecimiento de su padre, José Luis, contó que viven este aniversario de forma muy particular. “La verdad que estábamos entre festejarlo o no, pero lo tomamos como un modo de honrar ese sacrificio que él hizo y la pasión que le pusieron junto con mamá para llegar a estos 30 años”, destacó Eva.
José Luis comenzó desde “muy chico con esta pasión, a los 10 años”. “En el ‘85, estaba trabajando en Roca y decidieron con mamá venirse a Rafaela, alquilaron una panadería y no funcionó”, empezó relatando. Poco después, su padre “volvió a ser empleado”.
“En la panadería donde estamos actualmente estuvo empleado desde el año ‘86 hasta el ‘94, donde los dueños le ofrecieron si él quería seguir con esto. Obviamente era su sueño, así que enseguida aceptó y ahí empezaron el 1 de marzo de 1994”, contó Eva, recordando el inicio del negocio familiar.
Cuando sus padres llegaron a nuestra ciudad “en octubre del ‘86, mamá estaba embarazada de mí, así yo nací y crecí acá adentro, al igual que Marcelo”, recordó Eva. Ambos estuvieron siempre entre la harina, a cualquier horario, dentro del local.
Estos 30 años de trabajo y trayectoria fueron muy lindos para la familia, más allá de los contratiempos lógicos y las complicaciones económicas que siempre resultan una traba para el negocio. Hoy forman una gran familia junto a todos sus empleados, entre quienes se destaca el personal de atención al público y de elaboración.
“Es un grupo grande, pero a la vez tratamos de que sea familiar, eso que papá quería, la unión. También tratamos de llevarlo al cliente, generando confianza al saber lo que le gusta, teniendo preparado lo que quieren”, contó Eva.
Al mismo tiempo, recordó la generosidad de su papá, José Luis, con cualquiera que necesitaba ayuda. Explicó que, después de haber pasado algunas carencias, estaba en su ADN brindar apoyo a la gente que lo necesitara. “Siempre estaba dispuesto a colaborar con lo que sea y, si no podía, buscaba la forma para que se logre lo que necesitaba”, destacó Eva. Esos recuerdos, que siguen llegando a la panadería por parte de los clientes, son gratificantes para su familia, que sigue atravesando el dolor de ya no tenerlo físicamente.
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