General Motors profundizó su achique en Alvear: 90 nuevos retiros y la planta ya opera con la mitad del personal

La planta de General Motors ubicada en Alvear, a pocos kilómetros de Rosario, atraviesa el momento más crítico desde su apertura. Este lunes se confirmó la desvinculación de 90 trabajadores mediante retiros voluntarios, un nuevo capítulo en un proceso de reducción que ya dejó a la terminal con cerca de 600 empleados, la mitad de los más de 1.000 que tenía a comienzos de 2024.

Según informó Smata Rosario, el ofrecimiento estuvo dirigido a operarios con más de 15 años de antigüedad e incluyó una compensación cercana al 120% de la indemnización legal. El gremio no prevé una recuperación inmediata: proyecta que 2026 será “igual o peor” en términos de empleo y producción.

La retracción no es nueva. Entre abril de 2024 y febrero de 2025 hubo unas 200 desvinculaciones, seguidas de otras 309 bajas entre enero y febrero de este año —260 retiros y 49 despidos— y una sucesión de suspensiones y paradas programadas que dejaron a los empleados cobrando alrededor del 75% del salario en semanas sin actividad.

La fábrica produce desde 2022 un único modelo, la Chevrolet Tracker, tras la discontinuación del Cruze. Esa dependencia se volvió un problema estructural en un mercado regional debilitado. Las exportaciones hacia Brasil (principal destino) se redujeron de manera sostenida y la demanda interna no logró compensar la caída. En el primer trimestre de 2025 la actividad cayó un 23%, mientras la terminal permanece en pausa al menos hasta el 4 de marzo.

La industria automotriz enfrenta además un déficit creciente en autopartes. Por cada dólar exportado, se importan 8,54, lo que profundiza la pérdida de competitividad frente al aumento de vehículos importados. El contraste es marcado: ventas mayoristas y patentamientos crecieron más del 55% y 70% respectivamente hasta octubre, pero el impulso responde a stock acumulado y unidades importadas, no a mayor producción nacional.

En el cordón industrial del Gran Rosario, el impacto es directo. Con uno de los multiplicadores de empleo más altos de la economía —entre tres y cinco puestos indirectos por cada empleo directo— la caída en la producción afecta a autopartistas, talleres, servicios logísticos y comercios de la región. La discontinuación del Cruze ya había golpeado a proveedores en 2023, y ahora el retroceso en los pedidos de Tracker vuelve a tensionar a toda la cadena.