En un discurso frente a la Unión Industrial Argentina, el Presidente criticó las políticas históricas, prometió eliminar el impuesto PAIS y destacó la reducción del déficit fiscal. Además aseguró que la clave para el desarrollo industrial es una política fiscal y monetaria sólida, no la intervención estatal.
En el marco del Día de la Industria, el presidente Javier Milei participó este lunes de un acto frente a los miembros de la Unión Industrial Argentina (UIA). Allí, apuntó a la política que “durante 100 años construyó el mito y vendió el cuento de que para tener una economía pujante había que pisar a sectores como el campo” y aseguró que las ayudas otorgados por el Estado “perjudicaron a la economía”. Además, reiteró que el impuesto PAIS -creado por la gestión de Alberto Fernández- quedará sin efecto en diciembre de 2024.
“El período de mayor expansión industrial fue con el modelo exportador y no el de sustitución de importaciones. En algún momento a mitad de siglo, la política decidió que para que el país se desarrolle se tenía que producir todo acá, robando a uno para darles a otros... La justicia social”, ironizó y marcó: “La industria quedó subordinada al Estado con subsidios y aranceles para competir. Se generó una relación de tutela viciosa con el Estado que arrastramos hasta hoy. Para proteger a la industria se le robo al campo. Más de 100 años de insistir con esto arruinó nuestro potencial exportador”.
Así, en un escenario montado en el histórico edificio ubicado sobre la Avenida de Mayo, el Presidente remarcó que las políticas sectoriales armadas “a expensas de una macroeconomía están condenadas a fracasar”. “Todo lo que los argentinos estamos acostumbrados a escuchar es una estafa. Quitarles a unos para darles a otros es un robo: cuando alguien habla de potenciar a la industria mientras emite y autoriza exportaciones sin dólares no es pro industria, es un estafador”, criticó.
“La mejor política industrial es tener una buena política fiscal y monetaria. Solo si al conjunto de la sociedad le va bien le puede ir bien a la industria”, enfatizó.
Por otro lado, Milei apuntó hacia un “segundo mito” que construyó la política a lo largo de los años para “enriquecerse de los que producen y meter mano en el campo”. “Es adyacente al anterior, y es que la libertad de la economía es perniciosa para el desarrollo industrial. Ningún país quebró por abrirse al comercio internacional, de hecho, todos los que lo hicieron progresaron”, consideró y diferenció: “Lo único pernicioso es tener un Estado elefantiásico montado a sus espaldas. Nosotros vinimos a reducir al Estado para mejorar la competitividad, a achicar al Estado para agrandar el bolsillo”.
“En 113 años siempre tuvimos déficit. Eso que nadie logró, un superávit fiscal fuerte y robusto, nosotros lo alcanzamos en el primer mes”, destacó y elogió: “Cuando asumimos hablábamos de hiperinflación y ahora de créditos hipotecarios a 30 años. Parece mentira todo lo que hicimos en tan corto tiempo”.
En otro momento, Milei aseguró que la otra cabeza “de este monstruo” es el costo laboral. “No hay empresa que pueda competir con estos costos, que supuestamente pretenden proteger a los trabajadores pero lo único que hacen es destruir el trabajo. La única forma sostenible es que el Estado proteja el valor del dinero: no importan las regulaciones, cualquiera que atente contra las capacidades de generar del sector privado está generando pobreza”, subrayó.
Y sumó: “Las leyes laborales en la Argentina son al trabajador lo mismo que el fracaso de la ley de alquileres a los inquilinos: todavía recuerdo todas las críticas cuando desregulamos el mercado de alquileres, pero nadie dice nada de cómo explotó la oferta de propiedades y cómo, en términos relativos, el precio se terminó cayendo estrepitosamente. Será que les cuesta asimilar, entender o aceptar lo poderoso que es el mercado”.
“La tercera cabeza del monstruo es medio engañosa, difícil de cuantificar: el costo invisible del Estado, la burocracia”, siguió y dijo: “El costo de la máquina de impedir, dejar de trabajar para ir a perder tiempo a una oficina y pagar un sinsentido de aranceles, tener que pasear por los pasillos de la administración pública pidiendo sello sobre sello para poder producir. Los impuestos son una clara demostración de este fenómeno. En la Argentina tenemos cerca de 190 impuestos; ; 180 no recaudan ni un 10%. Su efecto es marginal y generan trabas y demoras que entorpecen la actividad económica en un país en donde ganar dinero es una actividad imposible. Por eso es importante la tarea de desregulación, sabiendo que es un camino lleno de pozos y piedras. En la nueva Argentina nadie tiene que rendirle pleitesía a un burócrata, el que produce debe enfocarse en producir”.
La metáfora de las “cabezas” continuó con una referencia directa a los impuestos y la incidencia del Estado en los precios de los bienes y servicios. “Esta mañana bajamos 10 puntos del nefasto impuesto país, creado por el kirchnerismo bajo la excusa de que sería temporal, y, sin embargo, se cansaron de prorrogarlo sistemáticamente. En el mes de diciembre se termina con el nefasto impuesto PAIS, impulsando una baja en el precio de los productos importados. Esta medida baja costos operativos mejorando la competitividad de la industria. Hay que terminar con la creatividad de los burócratas”, adelantó.
“La quinta cabeza es el costo asumido por los argentinos para cuidar los negocios de los amigos de lo que tienen poder. Cuando cortás una cabeza, aparece otra: la sexta es el costo de la representación forzada. El Estado te impone una representación a la cual tenés que rendirle culto. Por ejemplo el Sadaic, a quien le cortamos el curro la semana pasada, o a los sindicatos que se mueven el auto de lujo con chofer”, ejemplificó y resaltó: “La cabeza principal de este monstruo mitológico que venimos a destruir es el déficit fiscal, el gran impuesto encubierto. Si se financia con deuda, se paga con impuestos futuros y una carga a las generaciones futuras. Nosotros vinimos a bajar impuestos, el superávit fiscal es innegociable”.
Y prometió: “Vamos a bajar impuestos, no vamos a negociar. Vamos a seguir bajando el gasto público, y eso que parecía imposible. Para encontrar recortes y ajustes como los nuestros solo pueden ser observados después de las Segunda Guerra Mundial y aún así es el más importante de la historia”. Mientras tanto, destacó la venta de autos en julio, las proyecciones en el sector energético, el superávit comercial y el crecimiento de las exportaciones.
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“Si quieren ver los resultados de cuando se aumenta la libertad, miren al RIGI. Esperamos inversiones por más de 50 mil millones de dólares, estamos pagando el 90% de las importaciones. En ocho meses salvamos al sector. Esto es el esqueleto de la reforma democrática más importante de la historia, les aseguro que aún hay mucho más por venir. Vengan a decirme si eso no es gestión política”, apuntó.
De esta forma, afirmó que a esta altura “debe haber pocas personas con dudas” acerca de los compromisos de la gestión. No obstante, destacó: “Muchas veces, las grandes transformaciones generan incertidumbre y miedo”. “Anímense a innovar y competir porque no hay fuerza más fuerte de la naturaleza que un argentino queriendo hacer plata. De nuestra parte tienen el compromiso de que la transición del modelo de la decadencia al de la libertad no va a dejar a nadie a mitad de camino, no vamos a apurar los tiempos de ninguna decisión si no están dadas las condiciones para que eso pase”, cerró.
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