Malvinas: la llama de una causa que nos une como Nación
A 205 años del primer izamiento de la bandera argentina en las islas, el reclamo por soberanía sigue firme, sostenido por la historia, el derecho y la unidad nacional.
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El 6 de noviembre se conmemora el primer izamiento de la bandera argentina en las Islas Malvinas, realizado en 1820 por el coronel David Jewett, comandante de la fragata Heroína, en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Lejos de ser un hecho meramente simbólico, aquel acto consolidó la presencia soberana argentina sobre el archipiélago austral y dejó una huella profunda en nuestra identidad nacional.
Hoy, 205 años después, la Causa Malvinas sigue encendida. No como un recuerdo del pasado, sino como una política de Estado permanente e irrenunciable, inscripta en el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional, que llama a su recuperación pacífica y diplomática.
Una causa forjada en la historia y el derecho
La Argentina no reclama las Malvinas por impulso, sino por sólidos títulos históricos y jurídicos. La soberanía ejercida por España fue reconocida por tratados internacionales con Gran Bretaña, y luego fue sucedida por las Provincias Unidas tras la Revolución de Mayo, bajo el principio del uti possidetis iuris.
Entre 1810 y 1833, la presencia argentina fue efectiva, pacífica e ininterrumpida: se fundó Puerto Soledad, se creó una comandancia político-militar, se otorgaron permisos de pesca y se legisló sobre los recursos naturales del área. Todo esto hasta el acto de fuerza del Reino Unido en 1833, que expulsó por la fuerza a las autoridades y pobladores argentinos, sin declaración de guerra ni justificación diplomática.
Desde entonces, la Argentina protesta de manera incesante y mantiene su reclamo en foros internacionales.
La fuerza del derecho frente al hecho consumado
El reclamo argentino se basa en principios reconocidos del Derecho Internacional:
- Sucesión de títulos y adyacencia geográfica.
- Integridad territorial, como principio rector en los procesos de descolonización.
- Carácter ilegítimo del asentamiento británico y de la población implantada.
- Irrelevancia del conflicto armado de 1982 para definir la soberanía, tal como lo reconocen las Naciones Unidas.
La autodeterminación, invocada por el Reino Unido, no es aplicable en este caso, ya que los actuales habitantes son descendientes de una población implantada por la potencia ocupante tras desalojar a los legítimos residentes argentinos.
El mandato de la comunidad internacional: diálogo
Desde 1965, la Asamblea General de la ONU reconoce la existencia de una disputa de soberanía y llama al diálogo bilateral. Sin embargo, el Reino Unido se niega sistemáticamente a negociar.
Argentina ha sostenido, con firmeza y respeto al derecho, su reclamo. Y ha demostrado que es posible reivindicar la soberanía sin renunciar a la paz, como lo evidencian iniciativas como el Proyecto Humanitario, que permitió identificar a los soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin.
Soberanía que se vive, se enseña y se ejerce
La causa Malvinas también se defiende en las aulas, en la geografía, en la cultura. La Ley Nacional 26.651, sancionada en 2010, estableció el uso obligatorio del mapa bicontinental de la República Argentina, que muestra nuestra dimensión real y el carácter marítimo y antártico del territorio.
La creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a Malvinas con representantes de todos los sectores políticos, es otro ejemplo de cómo la Causa Malvinas trasciende grietas y gobiernos. Es una causa de todos.
Una llama que nos une como Nación
Desde la Quebrada de Humahuaca hasta Tierra del Fuego, la soberanía sobre las Malvinas no es un anhelo aislado, sino el reflejo de un país bicontinental, oceánico, diverso y unido.
Por eso, la recuperación de Malvinas no es un acto de nostalgia, sino una mirada hacia el futuro, que requiere convicción, diplomacia, legalidad y unidad.
“La soberanía no se pierde por una ocupación ilegítima. Espera su legítimo retorno.”
Con la fuerza del derecho, con el respaldo de América Latina y el Caribe, con la memoria de nuestros veteranos y con el compromiso de nuestras nuevas generaciones, seguimos diciendo con orgullo:
¡Las Malvinas fueron, son y serán argentinas!

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