“Dicen que de bebé me fascinaba escuchar la radio, que si la apagaban me enojaba. Nunca tuve condiciones, pero me gustó siempre”, confesó en charla con este medio.

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Si de artistas rafaelinos hablamos, sería extenso listado de grandes talentos que han salido de nuestra ciudad. De todos ellos, sin duda ‘Cachulo’ Moreno es uno de los más queridos por la gente, muy elegido en los últimos tiempos para eventos de distinto tipo.

Lookeado con algún saco de color, pensado especialmente para la ocasión, Oscar toma el micrófono y hace bailar y cantar al público que se le presente. Pícaro, divertido, se suma a los festejos y les pone su impronta particular con mucho ritmo.

Todo un personaje, ícono de la ciudad, se rodea en cada fiesta de mujeres y hombres, chicos y grandes. Mientras baila y canta entre las mesas, muchas lo abrazan y siguen la letra de los temas con las manos arriba acompañando todo el espectáculo.

El reconocido artista rafaelino, que vive un gran momento y lo comparte con su hijo, pasó por los estudios de RADIO RAFAELA. En una entretenida charla, contó todo sobre su actualidad profesional y el futuro que está construyendo Pablo, su hijo.

Los comienzos del artista

Oscar contó que está recibido de profesor de acordeón a piano, y su historia con la música comenzó desde que era muy chico. “A los 14 años ya empecé a cantar con profesionales y ya había rendido al sindicato de músicos”, dijo.

Durante mucho tiempo se dedicó a recorrer gran parte del país, no como músico, aunque si podía hacerlo también lo aprovechaba. “Me fui de mochilero, hicimos lo que pudimos, cantaba también en los hoteles como para que me dejen dormir en alguna pieza o me den un plato de comida”, contó.

Hoy en día, el champagne en la mano no le puede faltar, pero no siempre fue así. “Hemos tomado mate cocido con yerba secada al sol, juntando puchos de la calle, la hemos pasado mal. Pero porque yo quería y lo disfrutaba al principio. Cuando dejás de disfrutarlo, así no va. No quisiera que mi hijo pase todo lo que pasé yo, los riesgos”, explicó.

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Si bien, algún pariente de su madre habría sido muy buen violinista, nadie más en su familia se habría dedicado a la música. “Dicen que de bebé me fascinaba escuchar la radio, que si la apagaban me enojaba. Nunca tuve condiciones, pero me gustó siempre”, confesó.

Haciendo una reflexión, Oscar sostuvo: “nunca fui virtuoso tocando el acordeón, cualquiera de mis compañeros era mejor, yo tenía mis limitaciones. Y aprendí a conocer mis limitaciones. Hay mil mejores que yo incluso en Rafaela, yo sé que soy limitado y exploto lo que tengo”.

Hoy en día, ‘Cachulo’ es uno de los artistas más elegidos en festejos privados. Sin embargo, él comentó que “no queda mucho, estoy consciente de eso. Porque ya vienen muchos atrás y buenos. Me di cuenta que a la gente que me contrata, y más ahora, le cuesta mucho. Yo no soy muy caro, pero no soy barato tampoco”.

El amor de la gente

“Lo que no tiene precio es el afecto que recibo de la gente, que es impresionante. Es un show armado, el repertorio va variando un poquito, pero los temas puntuales siempre están, me lo soportan, me lo festejan y me dan todo el afecto. No veo a nadie que me haga mala cara cuando estoy cantando”, relató Oscar agradecido con la gente.

En Rafaela, alguna vez alguien le dijo 'sos el único profeta en su tierra' por el gran amor que recibe de su público en cada una de las presentaciones.

Su actualidad y el futuro

‘Cachulo’ describió su vida como muy tranquila, “a pesar de que tengo más actividad que antes, o así lo siento yo. Grabar no se dio porque yo no quise”.

En cuanto a la lista de pendientes, confesó que le hubiera gustado hacer un buen viaje. “Cuando me jubilé, había sacado hasta préstamos de buen dinero para empezar un gran viaje. Me agarró la pandemia y quedó pendiente eso. Otra, es tener un perro grande, manso, que se llame Fabricio”.

Además, en estos momentos comparte espectáculo con su hijo Pablo, que también visitó los estudios de la radio. Alguien le dijo a Oscar que 'el alumno va a superar al maestro'. “Yo respondí que sería un orgullo total. Pablo viene desde hace rato, toca la guitarra. Desde que era chiquito yo lo llevaba conmigo a los shows. Sabe cómo manejar un espectáculo”.

Hasta ahora, Pablo nunca se había animado. Aunque su papá lo había incentivado, nunca le encontró la gracia, no sentía que sea algo para él. Hoy en día, Pablo contó que “la situación ya es diferente, cambió la cabeza, cambió la mentalidad, y nunca me obligaron a hacer algo. Siempre esperaron a que yo tome la iniciativa. Me tuvieron mucha paciencia”.