Lucas Marín, el guitarrista y cantante rafaelino que encontró en la música su gran pasión: “Me animé”
El artista compartió su historia en el Día Nacional del Guitarrista y destacó que nunca es tarde para comenzar en la música.
A los 29 años, Lucas Marín decidió tomar una guitarra y comenzar a explorar el mundo del folclore. Hoy, con 20 años de trayectoria, asegura que la música le ha dado innumerables satisfacciones.
"Siempre me gustó el folclore, lo escuchaba en casa porque a mi viejo le gustaba. Pero en mi familia no había músicos, así que nunca me lo planteé como algo propio hasta que un día dije ‘quiero tocar la guitarra’", recordó el artista, en su paso por Radio Rafaela.

Su primer maestro fue Juan Carlos Gorosito, quien lo introdujo en la técnica y lo alentó a seguir avanzando. Luego, la recomendación de su profesor lo llevó a explorar el canto con Antonio Fassi, un aprendizaje que marcó un antes y un después en su vida. "Un día me dijeron ‘no cantás tan mal’ y me animé. Ahí empecé a estudiar canto y todo tomó otro rumbo".
Nunca es tarde para empezar
Lejos de los relatos tradicionales de artistas que comenzaron desde la infancia, Lucas sostuvo que la música no tiene edad. "Siempre digo que se puede empezar en cualquier momento de la vida. No importa si no tenés experiencia, lo importante es la constancia y el corazón que le pongas".

Aunque reconoció que el aprendizaje en la infancia es más rápido, defiende que con dedicación y amor por la música, cualquier persona puede llegar lejos. "Si querés correr una maratón de 100 kilómetros y tenés cierta edad, quizás sea difícil. Pero tocar un instrumento o cantar es algo que se puede aprender y disfrutar a cualquier edad".
De hecho, el artista rafaelino ya llevó su música a diferentes escenarios, desde teatros hasta los rincones más inhóspitos. "He tocado en el medio del monte, en lugares que tal vez para otros no tienen importancia, pero para mí eran fundamentales. Todo eso me ayudó a interpretar mejor lo que canto y a darle alma a cada canción".
Para el artista, la clave está en la conexión con la música y con las historias que transmite. "No es necesario haber vivido algo en carne propia para interpretarlo con sentimiento. Pero si investigás, si sos curioso, si conocés el contexto, tu interpretación gana otra profundidad", reflexionó.

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