“Lo que pasa es que estoy cansado, mamá”: La dura lucha de una madre rafaelina, su hijo y las adicciones
Luciana, la madre que sola contra el mundo, busca romper con la adicción de su hijo y devolverle la vida. La cruda historia que contó a Radio Rafaela.
Luciana es madre de un hijo de 16 años, a quien cría en solitario. Es, además, el sostén de su hogar, su acompañante constante y, sobre todo, una mujer incansable en su lucha diaria.
A pesar de las dificultades, Luciana enfrenta la vida con una fuerza admirable. Su mayor desafío es el monstruo contra el que se ha tenido que enfrentar: la droga que consumió a su hijo, Jesús. Un problema que sigue creciendo y que amenaza su entorno y el futuro de su hijo.
Luciana contó que su hijo, Jesús, está sumergido en “ese infierno” desde los 13 años. Hoy, con 16, aún no encuentra respuesta a su pedido de ayuda. A los 15 años llegó a pesar 100 kg y medir 1,80 metros de altura. Hoy, después de tanto consumo, lamenta que pesa menos de 50 kg y que “nadie reconoce a ese chico grande, que era robusto, enorme. Ahora está tan delgado que duele…”.
Todos los días, el chico encuentra la forma de escapar de casa, de la familia, de su sostén, para buscar una dosis de “escapatoria de la realidad”. Camina y camina por las calles rafaelinas “pidiendo cosas”, deambulando y juntando dinero. “Siempre deambula por la calle, pidiendo y vendiendo lo que le dan. Así consigue el dinero. Desde los 13 años él agarró esta forma de vivir”, expresó Luciana entre lágrimas.
Jesús fue internado en distintas instituciones, pero las soluciones, tristemente, nunca llegaron. “Primero estuvo en el Hogar Nazareth, acá en Rafaela, que era el único lugar para menores”. Pero un día se escapó y por varios días no volvió. “Tras su salida estuvo cuatro meses con pedido de paradero. Aún sigue activo el pedido de paradero, pese a estar en casa”, anexó, en diálogo con Radio Rafaela.
Puede interesarte
“Me siento sola”
La mamá también habló de la frustración con las instituciones locales, provinciales y nacionales. “Fuimos internados en el hospital de niños, luego, al cumplir 15 años, lo pasaron al hospital ‘Mira y López’ en Santa Fe. Estuvimos seis meses allá, siempre bajo la intervención de la Secretaría de la Niñez. Pero cada vez que había una mesa evaluativa, todas las respuestas eran promesas vacías. Parecían promesas electorales…”, sostuvo.
“Jesús perdió todos los dientes. Estoy esperando la operación, pero no me lo quisieron internar antes porque decían que no era necesario. También pedí que lo internen de forma involuntaria mediante orden de una jueza, pero me dijeron que podía seguir con tratamiento ambulatorio”, recordó.
No es un pedido, es un grito por ayuda
Luciana pidió empatía y solidaridad a la comunidad rafaelina. “Cuando publique en redes sociales una foto de Jesús, pido que si lo ven le den agua, lo dejen descansar en la sombra porque se me va a morir en el rayo del sol hasta que lo encuentre, no es un chico malo”, expresó.
Y las críticas no tardaron en aparecer: “Hay gente que te dice que no criaste bien a tu hijo. Que nosotros no tenemos la culpa, miles y miles de cosas… Y vos escuchás a la gente y te enferma, que nadie se ponga en el lugar del otro. Si tan solo supieran todo lo que yo viví…”, agregó.
“En mi propio barrio me pasó, que fui discriminada. Porque soy una persona de palabra, porque muchos prometieron una mano. Me dijeron muchas veces ‘voy a hacer algo por tu hijo’, pero hay personas que tienen al hombro una ciudad y no es una respuesta que realmente sirva”.
Pero no es un caso aislado
La situación de Jesús no es un caso aislado, según Luciana. “Hay muchas madres viviendo lo mismo. Me mandan mensajes, fotos de sus hijos, preguntándome si conozco algún lugar para mandarlos, pidiendo ayuda. Nadie se imagina la cantidad de personas enfermas por consumo que hay en Rafaela”, advirtió.
Pese a todo, Luciana mantiene la esperanza de recuperar a su hijo. “Cuando hablo con él, le digo: ‘Déjate ayudar, hijo’. Pero él me responde: ‘Estoy cansado, mamá’. Camina durante días sin sentido y me dice que no le encuentra sentido a la vida. ¿Cómo no le vas a encontrar sentido si sos un nene hermoso?”, relató con dolor.
La voz de Luciana representa a muchas madres que luchan contra el consumo problemático en sus familias, enfrentando un sistema que, según ella, les da la espalda.
“Yo sí voy a hablar. Yo sí voy a ser la voz de las madres, o de los padres, o de las hermanas que buscan ayuda. No se imaginan la cantidad de gente enferma por consumo que hay en Rafaela. No se lo imaginan”, cerró.
La historia completa:
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión