"Lo mejor que puedo dejar es un buen ejemplo": Augusto Rolando hizo balance de sus dos años en el Concejo de Rafaela

En sus últimos días como integrante del Concejo Municipal de Rafaela, Augusto Rolando dejó una reflexión extensa sobre su paso por el Legislativo local.

A pocos días de concluir su mandato, aseguró -ante Radio Rafaela- que su balance “no es el mismo hoy que será el martes, ni será igual al del primero de enero”, porque el análisis, admitió, también cambia con el tiempo. Sin embargo, eligió cerrar este ciclo con una certeza: “Me voy contento y conforme”.

Rolando recordó que ingresó al Concejo como reemplazo de Leonardo Viotti, un rótulo que, según dijo, acompañó sus primeras semanas. “Entré al consejo siendo el reemplazo de Leo Viotti, porque esa era la forma en la cual los medios me trataban. No lo digo mal, era algo descriptivo”, comentó.

Con el correr de los meses, sintió que pudo demostrar “acciones y capacidad” propias para aportar a la ciudad: “Creo que a lo largo de este tiempo pude mostrar algunas de las acciones que tengo capacidad de hacer para la ciudad, y eso lo plasmé en trabajo legislativo”.

Uno de los ejes más valorados por el concejal fue su tarea en los barrios. Según detalló, en estos dos años realizó 250 salidas territoriales. “Las tengo todas contadas en un mapa que voy a presentar en un informe de gestión. En esas 250 salidas hablé con aproximadamente 3500 familias”, señaló.

Ese contacto directo, aseguró, fue clave para comprender las realidades diversas de Rafaela. “No es lo mismo el barrio Antártida Argentina, una de sus últimas calles, que caminar el barrio Italia. Sus urgencias son distintas”, explicó. Para Rolando, estas visitas no solo le permitieron llevar gestiones o reclamos, sino también construir vínculos: “La gente me ve en la calle y me dice ‘¿vos viniste a mi casa en marzo del 2024?’ Y a veces me acuerdo de la cara. Ahí hay un puente abierto, una relación de afinidad”.

Más de 300 microgestiones: “Tengo todo registrado porque soy muy metódico”

Además del trabajo legislativo, Rolando puso especial énfasis en lo que llamó “microgestiones”, trámites concretos que realizó a pedido de los vecinos. “Fueron más de trescientas microgestiones, también las tengo registradas. Soy muy metódico con lo que hago”, detalló.

Muchas de esas gestiones surgieron en sus recorridas: desde pedidos de información hasta reclamos cotidianos, como “mover un árbol o sacar un árbol”. Para el concejal, esos pequeños trámites también forman parte del deber público: “A mí me pagaron un sueldo y yo soy un funcionario que tiene que dar respuestas y justificar por qué ocupé este lugar”.

Rolando reconoció que el rol de concejal tiene límites: “Siempre expliqué que hay cosas que no podemos gestionar y hay cosas que podemos pedir, pero la respuesta no depende de nosotros”. Aun así, destacó la importancia de estar presente en el territorio y explicar esa dinámica a los vecinos: “Ese ida y vuelta, explicar, estar ahí, hace a la función de un concejal”.

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