De las obras más pedidas: ¿cuánto cuesta hacer una calle en Rafaela?
Nicolás Asensio explicó cómo se calculan los costos del pavimento urbano, y la participación de los frentistas a través de la contribución por mejora.
La pavimentación sigue siendo tema central en la agenda pública de Rafaela, tanto por su necesidad como por el complejo esquema de financiamiento. Según detalló el secretario de Infraestructura, Servicios y Ambiente de la Municipalidad, Nicolás Asensio, actualmente no se utiliza el concreto asfáltico en las calles que se pavimentan dentro del ejido urbano.
“Hoy en día en Rafaela todos los pavimentos son de hormigón. Asfalto solamente se usó en el Camino 6 por una cuestión de practicidad y porque la empresa que lo hizo tenía la planta de asfalto en Bella Italia, que después se levantó”, explicó Asensio en diálogo con RADIO RAFAELA.
¿Cuánto cuesta una cuadra?
El costo actual de una cuadra de pavimento en Rafaela oscila entre los 55 y los 60 millones de pesos. Esta cifra puede variar dependiendo de las características del tramo a intervenir.
“Más o menos están 55 millones de pesos, según la cuadra. En Rafaela no son todas iguales. Y una cuadra son los 100 metros más un cuarto de bocacalle de cada lado, o sea, media bocacalle en total”, precisó el funcionario.

Contribución por mejoras: el vecino paga el 100%
En Rafaela, el sistema de financiamiento del pavimento se realiza bajo el régimen de contribución por mejoras, lo que significa que el 100% del costo de la obra es afrontado por los vecinos frentistas. Pero el esquema de distribución no es uniforme: depende de una triangulación establecida por ordenanza, que considera los metros de frente, la ubicación del lote y la proximidad a las bocacalles.
“Si la ordenanza habla de liquidación, se liquida por frentista. El de mitad de cuadra paga más, porque paga el 100% de la cuadra de frente. Y el que está en la esquina paga parte de la cuadra frontal y parte de la lateral que usa, más la bocacalle que cruza”, explicó Asensio.

El sistema actual, basado en una ordenanza que ya tiene varias décadas, presenta dificultades tanto para su comprensión como para su sostenimiento económico. Según Asensio, la morosidad es elevada, lo que compromete la continuidad de los planes de pavimentación.
“Hoy en día, todo el mundo dice que quiere pagar la obra. Después llega el momento de pagar y la morosidad es alta. Y eso es un tema también de la reeducación que nosotros estamos haciendo en el plan de pavimentación, que no es más posible hacerlo como se venía haciendo antiguamente porque la morosidad es alta. Se arranca y se detiene por falta de recursos”, explicó.
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Registro de oposición: el filtro previo a la ejecución
Antes de comenzar cada obra, se presenta un proyecto de ordenanza que debe pasar por el Concejo Municipal. Luego se abre un registro de oposición, donde los frentistas pueden manifestar su desacuerdo. Si más del 40% se opone, la obra se da de baja automáticamente.
“Obviamente se trata de buscar la vuelta. El que no quiere hacerla se saca del plan y se sigue con un plan más chico, con cuadras que la gente sí quiere pagar”, aclaró Asensio.
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