“Las aves no tienen la culpa”: Bomba de Lana llenó Rafaela de color y conciencia con una nueva intervención urbana
El colectivo de arte callejero tejió más de un centenar de aves para reflexionar sobre la pérdida del hábitat natural y sus consecuencias en la ciudad
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Una vez más, Bomba de Lana sorprendió a los rafaelinos con una intervención artística cargada de color y de conciencia ambiental. Esta vez, los árboles del centro de la ciudad se poblaron de aves tejidas a mano: cotorras, palomas y negruchos, confeccionadas con lana y esmero por este colectivo que desde hace más de diez años transforma el espacio público con un fuerte mensaje social.
“Esta intervención busca generar reflexión. Las cotorras, las palomas, los negruchos no tienen la culpa. Llegan a la ciudad porque el hombre destruyó su hábitat natural en el campo”, explicó Delfina Barreiro, una de las integrantes más activas del grupo. “Nosotras pensamos, tejemos y salimos a intervenir con un mensaje”.
Un proceso colectivo y anónimo
El trabajo comenzó en febrero, cuando las integrantes de Bomba de Lana se reunieron para definir la consigna. “Después cada una teje en su casa, en sus tiempos. Cuando está todo listo, nos juntamos y hacemos el ‘bombardeo’”, contó Barreiro. En esta ocasión, fueron más de 120 aves tejidas, solo contando las que hizo Delfina. “Esto es muy libre, cada una aporta lo que puede y lo que quiere”, agregó.
La intervención incluyó también una vidriera especial en La Rueca, donde los negruchos tejidos lucen con patas y ojos, generando asombro entre los transeúntes. “Estamos muy agradecidas a La Rueca por prestarnos el espacio y por siempre acompañarnos con el material”, señalaron.
Reflexión ambiental desde el arte
El objetivo de esta intervención fue claro: visibilizar el impacto ambiental que causa la destrucción del hábitat natural de estas especies, que ahora buscan refugio en la ciudad. “Las aves se instalan en los árboles de la ciudad porque ya no tienen campo. Y eso genera conflictos, pero ellas no son el problema, el problema es lo que hicimos nosotros con el ambiente”, reflexionó Barreiro.
Apoyo institucional para seguir creando
Gracias al aporte de la Comisión Municipal para la Promoción de la Cultura, el colectivo pudo adquirir materiales para la intervención. “Los dos primeros años lo hacíamos todo con fondos propios y era muy difícil. Desde que tenemos el apoyo institucional podemos sostener los proyectos”, explicó Delfina.
En el pasado, Bomba de Lana ha realizado intervenciones en espacios como la ciclovía, el Bosquecito Besaccia, el Arboretum y la Plaza 9 de Julio, aunque muchas de esas obras no lograron permanecer debido al vandalismo. “Aquí en el centro duran un poquito más, por eso elegimos estos espacios para que el mensaje llegue a más personas”, comentaron.
Una red que crece
El colectivo, aunque tiene una base de unas ocho tejedoras estables, se va renovando y ampliando según los proyectos. “A veces se suman chicas jóvenes, y hasta algún masculino que se anima a treparse a los árboles”, contaron entre risas. Porque, además del mensaje, el arte de Bomba de Lana invita a crear comunidad.

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