Las buenas noticias se comparten y se festejan. Con esa hermosa premisa, ella salió a recorrer las calles adoquinadas celebrando su última quimio. Conocé su historia.
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“Me llamo María de los Ángeles Vázquez de Aguilar, vivo en barrio Jardín, tengo 50 años”. Así se presentó en RADIO RAFAELA antes de contar los detalles de su historia, la lucha contra el cáncer y la celebración al dar un gran paso.
Todo inició el febrero, cuando Mary sintió un nódulo. “Enseguida fui al médico. El 5 de abril, el día de mi cumpleaños en que cumplía los 50, la doctora me hace la punción, va a biopsia y me confirman que era cáncer de mama”.
“A mí se me vino el mundo abajo. Yo tenía que esperar para ir a buscar esa noticia, pero me ganó la ansiedad y fui sola. Al final fue una mala noticia, me vine re mal en la moto, llorando”, relató recordando la angustia del diagnóstico.
En su casa la recibió su hijo, su familia, a quienes también se les vino el mundo al suelo al recibir la noticia. “Ellos trataron de ser fuertes conmigo, me dan aliento para que vaya para adelante, pero yo sé que sufren”, reflexionó.
En ese momento se pusieron en contacto con el doctor Kurganoff, que les informó que se encontraba trabajando en la ayuda psicológica para toda la familia, “porque es un golpe muy fuerte. Es mala la noticia y la tenés que procesar”.
“A mí me ayudó mucho la doctora Priscila Prá. Es psicóloga, se dedica a los pacientes oncológicos. Dentro de todo, la llevamos, pero no es fácil”.
El proceso de recuperación
Tener que enfrentarse al cáncer “asusta… asusta”, repitió María. El proceso ha dejado muy mal a todo el grupo familiar. “Los chicos tratan de no llorar delante mío, pero hay veces que yo iba a la quimio y venía mal, venía bajón. Decía ‘estoy cansada, no quiero seguir’, y me decían ‘mami vos sos fuerte, seguí’”.
Siguió con los tratamientos de recuperación, “por ellos y por mí, porque me empecé a querer yo. Tengo que pensar en mí, después van a estar ellos. Pero sí, cambia totalmente la vida para todos”.
En total atravesó 16 sesiones, las primeras cuatro fueron de 21 días cada una. “Después hice estas 12, una por semana. Es agotador, porque te cansa el cuerpo. Yo no soy la misma, no tengo esa fuerza que tenía antes. No me siento útil como antes”.
El paso a seguir ahora es la operación de la mama, que sería aproximadamente en 15 o 20 días. Para ello, deben resultar bien todos los resultados de estudios, como la resonancia, electro, análisis generales.
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“Todos están ansiosos, yo también, para que me operen, que salga todo bien. Después sí sé que voy a seguir con el tratamiento. Me va a explicar la oncóloga, pero creo que son un par de años después de las pastillas. Cuando hagan la operación, deciden si voy a rayos o no”, contó.
En este camino recorrido hasta el momento, Mary conoció mucha gente y formó parte de la comunidad de pacientes oncológicos. “Nos hicimos muy compañeros, tengo compañeras de Rafaela, de Humberto, una chica de San Guillermo, tengo compañeros varones también”.
“Desayunamos, almorzamos, festejamos cumpleaños. Cuando alguno está bajón, le damos fuerzas. Si nos dan ganas de llorar, lloramos, porque nos desahogamos así. Es un hermoso grupo, somos muy compañeros”.
La quimioterapia
La quimioterapia, también conocida simplemente como quimio, es un tipo de tratamiento del cáncer que usa fármacos para destruir células cancerosas. Es un tratamiento común para pacientes oncológicos, y Mary debió atravesar ese proceso.
A la primera quimio, “llegué con mucho miedo, la que me alentó fue mi enfermera que me recibió y me contó”. En ese momento, le dijo: “no tengas miedo, acá vas a estar contenida. Y antes de la segunda quimio vas a perder tu cabello. Si queres, cortatelo”.
Esta última predicción fue muy certera, ya que en poco tiempo se cumplió. “Me empezó a doler mucho el cuero cabelludo, pero no me importaba quedar pelada con tal de sanarme”, contó Mary. Sin embargo, cuando llegó el momento de cortarse el pelo, lo vivió de forma impactante. “Fue shockeante”.
Lo bueno se celebra
Así como el dolor fue compartido entre toda la familia, la alegría por la quimio final también. Todos encararon el proceso con mucha emoción. “Abuela, el miércoles lo vamos a festejar a lo grande”, le dijo uno de los nietos. Otro de ellos le adelantó: “yo compré globos abuela, vamos a esperarte para que te crezca el pelo y yo me voy a emocionar mucho.”
Finalmente llegó el día y toda la familia participó del festejo. “Fueron todos, mis hijos, mis nietos, mi marido. Ahí mis lagrimas fueron de felicidad. Me costó mucho, pero ahora tengo fe de que voy a salir adelante, que Dios me va a sacar adelante”.
“El festejo se les ocurrió a mis hijos. Yo contenta porque ellos me demuestran mucho amor. Me dicen que soy famosa”, después de que se viralizaron las imágenes de la celebración. “Me gustó porque también en la salita pusieron una campana que no había, la donamos nosotros en familia. Para mí era muy importante tocar esa campana, así que feliz, muy feliz”.
“Voy a ser feliz cuando el médico me diga que estoy sana. Voy a ser la mujer más feliz del mundo y completa”.
Deseos de fe
Mary, aún en proceso de recuperación, dejó un importante mensaje a quienes estén pasando por una situación similar. Deseó que “tengan fe, mucha fe, que tengan fuerza de su voluntad, que piensen primero en ellas. Si ellas están bien o ellos están bien anímicamente, van a poder llevarlo adelante”.
“Yo sé que no es fácil, no saben lo que pasamos nosotros, lo que nos pasa con las drogas. Solo la familia más íntima conoce nuestros dolores, nuestros pesares, los llantos. Pero yo sé que se puede. Tengo compañeras que están hace años y no sabes la fuerza que tienen”, relató orgullosa.
“Todos son casos distintos, y entre todos nos consolamos, nos damos fuerzas. Yo tengo fe de que voy a salir adelante, todas siempre tiramos para el mismo camino”. Así, Mary cerró agradeciendo a todos los que la acompañaron en este camino y a todos los que celebraron con ella su última quimio.
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