Tras varias apariciones de estos ejemplares en distintos puntos de la provincia, consultamos a Juan Martín Mastropaolo los motivos por los cuales se están acercando tanto a la población.
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En las últimas semanas, la región se ha visto sorprendida con la aparición de distintos animales salvajes, predominantemente Aguará guazú. Para conocer los motivos por los cuales se están acercando tanto a la población, dialogamos con el guardafauna Juan Martín Mastropaolo.
En charla con este medio, sostuvo que esta especie “es otro argentino en problemas”. Este ‘zorro grande’ “recorre lagunas cazando hasta pescados, cangrejos. Hemos visto en la dieta, cuises, lauchas, todas presas pequeñas, no ataca al ganado”, explicó Mastropaolo.
La presencia de estos animales en los centros poblados ocurre por dos motivos que son muy sencillos de explicar. Uno de ellos es la pérdida del hábitat. “Les hemos invadido hasta la misma costa del Salado con siembra, con ganadería”, dijo. Y lo más grave de todo es la sequía que ha diezmado a las poblaciones de todas las especies.
Así como, por ejemplo, han aparecido flamencos en la cancha de fútbol de Felicia desesperados por la sequía, “el animal trata de buscar un hábitat nuevo”. A eso se suma la época de reproducción en la que se desplazan.
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No deja de llamar la atención el caso de la aparición de un Aguará guazó en Nuevo Torino, un animal muy manso y dócil, con comportamiento similar al de un perro metiéndose en una casa buscando la compañía del humano. En este caso, podría tratarse de un ejemplar que fue criado en cautiverio. “El único problema son los perros que no los perdonan”.
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¿Cómo proceder?
En caso de encontrarse con uno de estos animales, hay que tener en cuenta que no es habitual que ataquen. “Hay que tener precauciones ya que es un animal salvaje, puede llegar a morder y tiene una boca muy grande. Pero ciertamente es inofensivo, únicamente en defensa propia puede atacar, no es un animal que ataque en naturaleza”.
Cualquier persona que se cruce con uno de estos ejemplares puede tener tranquilidad y despreocuparse por cualquier tipo de ataque. Sin embargo, hay que evitar encerrarlo y/o acorralarlo con perros, ya que es posible que termine defendiéndose.
Una vez que el ejemplar es atrapado, siempre y cuanto esté en buen estado de salud, se lo traslada a algún lugar cercano para que pueda regresar a su hábitat.
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