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LOCALES

Abrió un bar y, en menos de tres meses, le robaron cuatro veces: “Primero sentís miedo y después enojo”

“Jamás recuperamos nada de lo robado”, contó Raúl mano a mano con Radio Rafaela.

Emprender es iniciar un camino pedregoso, con muchos riesgos y obstáculos. Si a eso se suma la inseguridad, se vuelve imposible de transitar. Raúl Sottani es víctima, como muchas otras personas, de estos hechos en nuestra ciudad.

Hace pocas semanas atrás, comenzó su camino como emprendedor ante una oportunidad que la vida le presentó. Abrió un bar en barrio 30 de Octubre y, lamentablemente, no está en condiciones de celebrar ese logro.

“Hace 11 años que trabajo en este rubro, arranqué desde muy chico. Con mi pareja, se nos dio la oportunidad de emprender, más allá de cómo venía el país ya que económicamente es difícil. Se trató de arriesgarse”, comenzó contando Raúl a Radio Rafaela.

“El 11 de noviembre fue el día de la inauguración, día en que tuvimos el primer robo. El primer día, a la mañana, nos enteramos de que nos habían entrado a robar mercadería, balanzas, de todo”, relató en primera persona.

Lamentablemente, ese solo fue un episodio de muchos otros. “Un par de semanas más tarde, nos robaron los reflectores del exterior que teníamos en la entrada. Hay que decir que el barrio 30 de Octubre está bastante oscuro, no hay tanto iluminación en las calles. Teníamos dos reflectores y se los robaron, así que pusimos un reflector más alto”, contó.

El tercer hecho se registró unas semanas después. “Entró una chica, me pidió que recargue su botella con agua. Cuando lo hice, me robó la plata que tenía en la barra. Agarró la plata y salió corriendo, pero la pude alcanzar, la detuve y se la entregué a la policía. Ese fue el tercer robo, durante el primer miércoles de enero”, dijo.

A ese suceso, se sumó un cuarto episodio. “Este domingo terminé de cerrar las puertas, fui al patio y quedaba mi compañera de cocina lavando las cosas. Escuchó un ruido y, cuando se asomó, estaba la puerta abierta y nos habían robado el horno eléctrico. Me avisó, salimos a buscarlo y no pudimos encontrarlo. Avisamos a las autoridades como corresponde, pero fue bastante rápido”, explicó.

Con esta seguidilla de robos, el camino de Raúl para continuar con su emprendimiento se hace cuesta arriba. “Primero, tenés miedo y te sentís vulnerable, con impotencia. La segunda vez, ya es miedo con enojo. Cuando vuelve a pasar, dejas de ser una persona racional, querés actuar de una forma que no se debe, pero tampoco tenés muchas opciones. Jamás recuperamos nada de lo robado”, dijo.

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