Francia intentaba elevar este jueves la edad de la jubilación de 62 a 64 años y la protesta alcanzaba el clímax porque la población se aprestaba a continuar con las protestas callejeras.
Una votación parlamentaria en la Asamblea Nacional o una iniciativa presidencial especial, amparada por la Constitución, impondrían la aprobación de la resistida modificación.
El Senado ya aprobó la norma el jueves por la mañana por 193 votos a favor y 114 en contra, un resultado esperado porque la mayoría conservadora en la cámara alta apoya subir la edad de la jubilación, según informó la agencia de noticias Associated Press.
El texto pasaba entonces a la Asamblea Nacional, donde la perspectiva es más incierta, apuntó ese medio, ya que legisladores de izquierdas y ultraderecha se oponían con firmeza al plan y los conservadores estaban divididos, lo que hacía impredecible el resultado.
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Lo que quiere Macron
El líder francés quiere subir la edad de jubilación para que los trabajadores aporten más dinero al sistema de pensiones, que según el Gobierno va camino de entrar en déficit.
Y, en caso de que el Presidente no consiga una mayoría parlamentaria en votación, tiene autoridad constitucional para imponer los cambios de forma unilateral.
La acción sindical
Los sindicatos mantenían su actitud combativa el miércoles y pidieron a los legisladores que votaran en contra, denunciando los atajos legales del Gobierno para impulsar la ley como una “negación de la democracia”.
Casi 500.000 personas protestaron en todo el país el miércoles, los estudiantes tenían previsto marchar este jueves a la cámara baja del parlamento y los recolectores de basuras continuaban una huelga que derivó en el amontonamiento de los desperdicios en París.
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