El Papa destacó valores de san José para preparar el corazón en Adviento

A pocos días de la celebración de la Navidad, el Papa utilizó el rezo del Ángelus para invitar a una reflexión profunda sobre la fe, la misericordia y la esperanza propias del tiempo de Adviento.

Al reflexionar sobre el pasaje del Evangelio de Mateo (Mt 1,18-24), el Pontífice subrayó que José representa a un hombre “frágil y falible, como todos, pero al mismo tiempo valiente y firme en la fe”, capaz de asumir un papel decisivo en la historia de la salvación desde la discreción.

En su mensaje, el Papa destacó que la liturgia presenta a José como un protagonista callado pero fundamental, a quien Dios confió su proyecto más grande. En ese sentido, remarcó que su grandeza no se mide por palabras ni gestos públicos, sino por su capacidad de escuchar, discernir y obedecer con el corazón abierto.

La justicia que se expresa en misericordia

El Papa recordó que el Evangelio define a José como un “hombre justo”, una cualidad que —explicó— va más allá del cumplimiento de la Ley. Esa justicia se manifiesta, especialmente, en la decisión de no denunciar a María ante su embarazo, eligiendo protegerla del escándalo y actuar con misericordia. Para el Pontífice, ese gesto revela el núcleo más auténtico de la fe: una fe que se traduce en compasión y respeto por el otro.

Esa actitud se profundiza cuando José acepta, tras el anuncio del ángel en sueños, una misión que desborda sus planes personales: ser esposo de María y custodio del Hijo de Dios. En ese momento, señaló el Papa, deja atrás sus seguridades humanas y se abandona plenamente a la voluntad divina, confiando su futuro a la Providencia.

Citando a san Agustín, recordó que de la piedad y la caridad de José nació, de María, el Hijo de Dios, subrayando así el valor espiritual de su consentimiento silencioso.

Un camino para vivir los días previos a Navidad

En la parte final de su reflexión, el Papa señaló que virtudes como la misericordia, la piedad, la caridad y el abandono confiado son las actitudes que la Iglesia propone vivir en los últimos días de Adviento. Son, dijo, disposiciones que preparan el corazón para el encuentro con Cristo y para una relación más fraterna con los demás.

Finalmente, exhortó a no dejar pasar este tiempo sin gestos concretos: perdonar, alentar, ofrecer esperanza y renovar la confianza en Dios a través de la oración. Encomendó este camino espiritual a la intercesión de María y de san José, quienes —recordó— fueron los primeros en acoger a Jesús con fe y amor.