"Pasé por el infierno" así lo describió Yocheved Lifschitz de 85 años, quien contó cómo fueron sus días "en un lugar subterráneo de Gaza"
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Una de las dos mujeres liberadas el lunes por la noche por Hamas, Yocheved Lifschitz, contó desde un hospital de Tel Aviv que un grupo de paramilitares de Hamás ingresó al kibutz de Niz Or, donde vivía, y secuestró a los habitantes. En medio de esta situación, se vio obligada a abandonar su hogar en una moto. También, señaló que fue retenida en un lugar subterráneo de la Franja de Gaza.
Lifshitz dijo que en el camino a Gaza fue golpeada con palos que le lastimaron las costillas y le provocaron dificultades para respirar.
Una vez en cautiverio, dijo que pasó por un túnel y llegó a una gran sala donde se encontraban reunidos otros 25 de los 222 rehenes que según el Ejército están retenidos en Gaza por Hamas.
La mujer, que se recupera de las lesiones en un hospital de Tel Aviv después de ser liberada por el grupo terrorista junto con otra rehén, compartió su experiencia en una conferencia de prensa. En esta ocasión, contó su historia con la asistencia de su hija Sharone, quien llegó a la ciudad israelí el martes por la mañana para reunirse con su madre. "Pasé por el infierno", dijo y describió cómo fue golpeada con palos durante el secuestro.
Tras el viaje en moto hacia Gaza, se vio obligada a caminar varios kilómetros hasta llegar a una extensa red de túneles subterráneos. Describió el suelo de estos túneles como "húmedos y blandos", que le recordaba a la "tela de una araña", según informa la BBC.
En el transcurso del viaje, los secuestradores se apoderaron del reloj y las joyas de la mujer. Sin embargo, al descender de la moto, la tranquilizaron asegurándole que creían en el Corán" y, por lo tanto, no le causarían daño. Unas dos o tres horas después de su llegada al lugar de destino, los captores separaron a cinco personas del kibutz Nir Oz y las llevaron a un lugar diferente.
En una habitación que describió como "limpia", los secuestrados descansaban en colchones en el suelo, mientras los captores se ocupaban de todos los detalles. Había un guardia asignado a cada rehén para supervisarlos de cerca.
En los túneles, cuenta que había un paramédico que proporcionaba medicamentos, un médico que los visitaba cada pocos días y una mujer que aseguraba el suministro de productos de higiene femenina a quienes los necesitaban. En este sentido, la mujer aseguró que uno de los secuestrados, herido en un accidente de moto, estaba siendo tratado. “Había un hombre herido por una caída cuando le secuestraron y le cuidaron constantemente”, declaró.
Mientras estuvieron en los túneles, su dieta se basó en queso blanco y pepinos, alimentos que también consumían los paramilitares de Hamás. El única pedido que les hicieron fue que no hablaran de política.
La mujer expresó su preocupación por el elevado gasto de miles de millones de dólares en la frontera israelí, sin que esto haya logrado evitar la entrada de Hamás. Lifschitz es una de las cuatro personas liberadas por Hamás hasta el momento, mientras que las autoridades israelíes informan que aún mantienen a 220 personas secuestradas en Gaza. "Esta historia no llegará a su fin hasta que todos regresen a sus hogares", agregó.
En esta línea, su hija aseguró que Lifschitz está "muy lúcida" y quiere "compartir la información, hablar con las familias de otros rehenes con los que estaba". Indicó que su familia continúa sin tener noticias de su padre, "un hombre muy involucrado en los derechos de los palestinos que trabajaba por la paz con nuestros vecinos".
De la mano con eso, el nieto de Lifshitz agregó que sus abuelos "han sido activistas de derechos humanos, activistas por la paz durante toda su vida".
"Durante más de una década, llevaron a palestinos enfermos de la Franja de Gaza, no de Cisjordania, de la Franja de Gaza cada semana desde la frontera de Erez a los hospitales de Israel para recibir tratamiento para su enfermedad, para el cáncer, para cualquier cosa", añadió.
El lunes, tanto Lifshitz como Nurit Cooper, quienes residían en el kibutz de Nir Oz, fueron liberadas y trasladadas a un hospital en Israel. La oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, expresó su gratitud a Egipto por su apoyo y al Comité Internacional de la Cruz Roja por su valioso papel en la salvaguarda de vidas.
FUENTE: PERFIL
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