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INTERNACIONALES

David Cameron volvió al gobierno británico como ministro de Asuntos Exteriores

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David Cameron frente frente al10 de Downing Street Crédito: Reuters/NA

Regresa en el marco de una reorganización provocada por el despido de Suella Braverman de Interior.

David Cameron volvió al gobierno del Reino Unido como ministro Asuntos Exteriores, en una reorganización provocada por el despido de Suella Braverman de Interior.

El regreso de Cameron sugirió que Sunak quería traer una mano más centrista y experimentada en lugar de apaciguar a la derecha de su partido que apoyaba a Braverman.

También reaviva el debate divisivo sobre el Brexit: Cameron celebró el referéndum sobre la membresía en la Unión Europea en 2016 y fue odiado por muchos en la derecha del partido después de que hizo campaña para permanecer. Renunció horas después de que Gran Bretaña votara a favor de irse.

Bajo el fuego de los legisladores de la oposición y miembros del gobernante Partido Conservador para expulsar a Braverman, Sunak parecía haber impulsado una reorganización planificada desde hacía mucho tiempo para incorporar aliados y destituir a los ministros que consideraba que no estaban desempeñando sus funciones.

La agencia de noticias Reuters interpretó que la mano de Sunak se vio forzada cuando Braverman lo desafió la semana pasada en un artículo no autorizado acusando a la Policía de "dobles stándares" en las protestas, sugiriendo que eran duras con los manifestantes de derecha, pero suaves con los manifestantes pro palestinos.

El opositor Partido Laborista añadió que esto avivó las tensiones entre una manifestación pro-palestina y una contraprotesta de extrema derecha el sábado, cuando casi 150 personas fueron arrestadas.

Si bien su destitución no fue una sorpresa, fue el nombramiento de Cameron lo que causó conmoción en el Partido Conservador, bienvenido por los legisladores más centristas pero detestado por algunos de la derecha que lo describieron como la "rendición definitiva del Brexit".

Algunos legisladores temían que Braverman estuviera decidida a reconvertir al Conservador en el "partido desagradable" con su enfoque de línea dura en la inmigración y las cuestiones sociales.

El apodo lo instauró la ex primera ministra Theresa May en 2002 para tratar de persuadir al partido de que se despojara de su reputación de ser indiferente.

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