Vacaciones de invierno: descubren en Córdoba un pueblo escondido entre sierras y ríos

La cuenta regresiva para las vacaciones de invierno está a punto de finalizar, y con ella se enciende la búsqueda de destinos que combinen descanso, naturaleza y cercanía. De hecho, no hace falta salir del país para vivir paisajes increíbles: la Argentina está repleta de rincones que sorprenden por su belleza, tranquilidad y mucha hospitalidad.

Uno de los clásicos indiscutidos para este tipo de escapadas es la provincia de Córdoba. Con sus sierras, gastronomía y un ritmo sereno, se mantiene como uno de los polos turísticos más elegidos. Sin embargo, como buen centro turístico, no se agota en lo conocido: más allá de los destinos tradicionales, guarda una infinidad de espacios menos explorados que merecen ser descubiertos.

Un pueblo detenido en el tiempo

A pocos minutos de las villas más populares se encuentra Mayu Sumaj, una localidad que parece detenida en el tiempo. Rodeado de cursos de agua cristalina y paisajes que invitan a bajar el ritmo, este rincón serrano conquista con su simpleza y autenticidad.

Ubicado en el corazón del Valle de Punilla, dentro del departamento de San Alberto, su nombre —que en quechua significa río lindo— es una declaración de lo que ofrece: naturaleza, tranquilidad y belleza serrana.

Llegar es muy sencillo. Se encuentra a solo 8 kilómetros de Villa Carlos Paz y a unos 50 km de la ciudad de Córdoba capital. La Ruta Provincial 14 conecta directamente con la zona, haciendo que el pueblo sea una parada accesible para quienes recorren destinos como San Antonio de Arredondo, Icho Cruz o Cuesta Blanca.

Naturaleza en estado puro

Mayu Sumaj se encuentra enclavado entre las sierras, con un relieve ondulado y vegetación autóctona. Lo que más se destaca es su entorno natural prácticamente virgen, donde predominan algarrobos, espinillos y especies típicas del bosque chaqueño serrano.

El río San Antonio es el corazón del pueblo. Sus aguas claras y poco profundas forman playas amplias y naturales, ideales para pasar el día en familia. A diferencia de otros balnearios más concurridos, acá el entorno conserva su aspecto silvestre.

Uno de los emblemas del pueblo es su algarrobo bicentenario, un árbol monumental cercano al centro urbano que forma parte del patrimonio natural y cultural local.

Actividades, tradición y turismo familiar

Mayu Sumaj propone caminatas por senderos serranos, cabalgatas, pesca en el río, avistaje de aves y exploración de arroyos y cascadas. En verano, sus playas son el principal punto de reunión, mientras que el resto del año invita a hacer turismo de descanso, fotografía o recorridos ecológicos.

El pueblo se consolidó a mediados del siglo XX con el auge turístico de Carlos Paz. Su identidad se basa en la vida rural, las costumbres serranas y una fuerte relación con la naturaleza.

Entre sus postales más queridas está la Capilla de la Virgen de Nuestra Señora del Valle, construida por los propios vecinos. También se destacan los miradores naturales que permiten observar el valle desde lo alto.

Uno de los eventos más esperados es el Festival del Pan Casero, que cada verano convoca a artesanos, panaderos y músicos locales. La fiesta incluye espectáculos folclóricos, feria de productos regionales y talleres.

Gastronomía y alojamiento con sabor local

La oferta gastronómica del pueblo es rústica y casera: parrillas, comedores y pequeños bares atendidos por sus dueños. Se destacan empanadas, panes caseros, locro, pastas y asados al aire libre.

En cuanto al alojamiento, hay cabañas, campings, hosterías y casas de alquiler temporario, muchas a metros del río. La infraestructura es sencilla, sin grandes cadenas hoteleras, lo que garantiza una experiencia más cercana y auténtica, ideal para familias o parejas que buscan desconexión.

Un destino para descansar de verdad

La tranquilidad es una de las marcas registradas de Mayu Sumaj. Lejos del ruido urbano y del turismo masivo, este rincón cordobés ofrece silencio, contacto con la naturaleza y una atmósfera relajada. Incluso en temporada alta, mantiene un ritmo pausado que lo convierte en el destino ideal para descansar sin apuro.