Tres viejas costumbres que conviene abandonar para que el asado salga perfecto
En el ritual del asado argentino, las parrillas están replanteando técnicas y hábitos. Según expertos, para que salga “de la mejor manera” conviene dejar atrás tres costumbres muy arraigadas.
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El asado en nuestro país es un símbolo indiscutible de nuestra identidad gastronómica. Aún así, vive una transformación silenciosa y profunda. Lo que antes se regía por mandamientos inamovibles, hoy se reinterpreta en clave contemporánea, agregándole al respeto por la tradición, técnicas más precisas y una mirada puesta en la calidad.
1. No cargar toda la parrilla desde el inicio del día
Durante años, muchas parrillas encendían el fuego temprano y colocaban grandes cortes —como el vacío o el costillar— con la idea de que se vayan vendiendo a lo largo de la jornada. Sin embargo, esta práctica afecta la calidad: reseca la carne y genera la necesidad de recalentar piezas al día siguiente, lo cual deteriora sabor y textura.
Los expertos recomiendan cocinarlos en el momento justo para preservar jugosidad y sabor.
2. Evitar servir toda la carne junta y sin considerar puntos de cocción
El modelo tradicional —con cortes, achuras y chorizos mezclados en la parrilla sin distinción— resultaba práctico para el servicio rápido, pero perjudicial para la experiencia gastronómica.
Hoy se apuesta a:
- Cocinar cada pieza por separado, respetando sus tiempos.
- Informar al comensal sobre el origen del animal, raza, crianza y método de cocción (leña vs. carbón).
Esto aporta mayor precisión técnica y calidad al resultado final.
3. Romper la monotonía del menú
La clásica combinación “tira de asado + papas fritas/ensalada mixta” ya no es la única opción. Las parrillas contemporáneas incorporan:
- Cortes menos tradicionales como ojo de bife, lomo marinado o bife con hueso.
- Guarniciones más variadas: vegetales grillados, boniatos, espárragos según estación.
- Chorizos artesanales, carnes seleccionadas, picado más grueso, sin conservantes.
De este modo, el asado sigue siendo ritual y encuentro, pero con mirada refinada e innovadora.
El asado, símbolo indiscutido de la identidad argentina, está viviendo una transformación: no se trata de abandonar la tradición, sino de actualizarla con técnicas más cuidadas, conocimiento del producto y atención al punto de cocción. Abandonar esas tres costumbres puede marcar la diferencia entre un asado más y un asado verdaderamente memorable.

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