La historia de Nata, el adolescente santafesino que pidió una familia para Navidad y conmovió a todos
Tiene 14 años, vive en un hogar del centro de Rosario y se animó a contar su historia en primera persona. Su testimonio, cargado de dolor pero también de esperanza, volvió a poner en agenda el derecho de niños y adolescentes a crecer en familia y la importancia de las adopciones tardías.
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“Hola, soy Nata”. Así empieza el relato de un adolescente de 14 años que, con palabras simples y sinceras, logró interpelar a miles de personas. Hace poco más de un año vive en un hogar del centro de Rosario, luego de una infancia atravesada por la violencia y la ausencia de cuidados básicos.
Nata nació en Santa Fe. Sus padres estaban privados de la libertad y su niñez estuvo marcada por situaciones que ningún chico debería atravesar. “Viví situaciones de violencia, de maltratos, de gritos, de discriminación. Fue algo demasiado grave y doloroso para mi infancia”, relata sin rodeos.
Hoy su realidad es distinta, aunque incompleta. En el hogar no le falta nada material, pero eso no alcanza. “Por más que me dan todas las cosas que necesito, no es lo que yo anhelo ni lo que yo quiero”, explica. Lo que desea no se compra ni se entrega en una bolsa: una familia.
Como muchos chicos de su edad, Nata va a la escuela, cursa segundo año y reconoce que le cuesta. Aun así, insiste. “Estoy tratando de ir todos los días, esforzarme. Eso me va a ayudar el día de mañana y me va a ayudar a ser alguien mejor y cambiar la historia de mi familia”, dice con una madurez que impacta.
El deporte es uno de sus refugios. Hace natación dos veces por semana y disfruta cada entrenamiento. “Me divierte, me relaja, me mantiene la mente en blanco”, cuenta. También valora las salidas con amigos, una coca compartida, un partido de fútbol, las charlas que lo conectan con una adolescencia más parecida a la de cualquier otro chico.
Sin embargo, hay un momento bisagra en su historia. Cuando tenía 12 años, su mamá lo llevó a tribunales para iniciar una adopción. “Yo no quería”, recuerda. Su sueño, desde siempre, fue tener una familia con papá y mamá, pero no de cualquier manera ni a cualquier precio. Poco después, terminó ingresando a un hogar.
El deseo que no se apaga
Hoy Nata habla sin rencor, pero con una claridad que conmueve.“Siempre soñé de chiquito con tener una familia, un papá y una mamá, cosa que nunca pude cumplir”, expresa. La institucionalización cubre necesidades básicas, pero no reemplaza el afecto cotidiano ni el sentido de pertenencia.
En su mensaje, hay una frase que se repite como un eco: “Lo que yo quiero y anhelo con toda mi alma es tener una familia”. No pide lujos ni promesas grandilocuentes. Pide cuidado, contención y la posibilidad de sonreír de verdad.
Con la llegada de las fiestas, ese deseo se vuelve más fuerte. “Mi deseo para esta Navidad es tener una familia, sentirme cuidado, contenido, y por primera vez sentir esa sensación de tener una mamá y un papá”, dice. La Navidad, para Nata, no es un árbol ni regalos, sino la esperanza de un abrazo estable.
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Su testimonio, difundido en un breve video, volvió a visibilizar una realidad muchas veces silenciada: la de los adolescentes que esperan ser adoptados. A diferencia de los niños más pequeños, ellos suelen quedar fuera del radar, aunque también tienen derecho a vivir en familia.
En Argentina, las llamadas adopciones tardías siguen siendo un desafío. Los prejuicios, los miedos y la falta de información suelen pesar más que las historias concretas. Sin embargo, experiencias exitosas demuestran que el vínculo puede construirse, incluso cuando la infancia ya dejó marcas.
Una convocatoria abierta
En este contexto, la Justicia santafesina mantiene abierta una convocatoria pública. El Juzgado de Familia N° 3 de Rosario y el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos de la Provincia de Santa Fe continúan recibiendo consultas de personas y familias interesadas en iniciar un proceso de adopción.
Las personas que deseen informarse o postularse pueden escribir a [email protected], consignando en el asunto el número de convocatoria 81/25 y dejando sus datos personales y de contacto. El equipo técnico será el encargado de acompañar cada paso.
Desde los organismos remarcan que adoptar no es “salvar” a nadie, sino asumir una responsabilidad. Implica disponibilidad emocional, compromiso y acompañamiento profesional. También destacan que cada adolescente es único, con su historia, sus tiempos y sus sueños.
Nata no pide una familia perfecta. Pide una familia posible. Alguien que esté, que escuche, que no se vaya. Alguien que lo mire como hijo y no como expediente. Su voz, clara y serena, interpela a una sociedad que muchas veces mira para otro lado.
Mientras tanto, él sigue yendo a la escuela, entrenando natación y compartiendo tardes con amigos. Sigue creyendo que el esfuerzo vale la pena y que su historia no está escrita del todo. “Quiero cambiar la historia de mi familia”, dice. Y en esa frase hay dolor, pero también futuro.
El Litoral

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