Escuchá el imperdible relato de Ezequiel Vargas, corresponsal de Radio Rafaela, con todos los detalles de lo ocurrido en Alta Córdoba.

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Alerta spoiler: los hechos, que pudieron terminar de la peor manera, tuvieron un “final feliz”. Todo transcurrió el miércoles por la tarde en la ciudad de Córdoba, como no podía ser de otra manera.

Un hombre llegó a su casa antes del horario habitual y terminó encontrando en su propio dormitorio una escena para el olvido. ¿Los protagonistas? La esposa del mencionado y el amante, atrapados infraganti en pleno acto.

Aunque la pareja no habría estado pasando su mejor momento, la reacción del hombre que se encontró con este panorama fue la peor. Se fue rápidamente a la cocina en búsqueda de un elemento corto punzante y habría intentado atentar contra su propia vida.

Quien no se quedó con los brazos cruzados fue el tercero en discordia, el amante de la mujer. Decidió seguir al engañado hasta la cocina para charlar con él. En ese marco, le confesó que conocía a su señora hace aproximadamente un año y le pidió perdón asegurándole que creía que ya estaban separados.

A calzón quitado – casi como el amante – el marido de la infiel comenzó a charlar y terminó confesando que él también había estado con otras mujeres por fuera de su matrimonio. Sin embargo, seguía queriendo a su esposa, por lo que nunca dio el paso para separarse.

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El momento se prestó para la reflexión. El tercero en discordia, en paños menores y cubierto solo por una toalla, le recomendó al hombre engañado no forzar la relación y soltar aquello que no funciona. Siguieron charlando y terminaron llevando la conversación a otro nivel: pusieron la pava y comenzaron a cebar mates.

¿Dónde estaba ella, mientras tanto? Imaginando lo peor, como cualquiera después de semejante momento de desesperación. Sin dudarlo, llamó a la policía y, en bata, dejó pasar a los efectivos indicándoles que en la cocina estaban su marido y su amante.

Preparados para lo peor, los uniformados entraron en la casa y se llevaron una sorpresa enorme cuando se encontraron con los dos protagonistas en plena charla intercambiando unos ‘verdes’.

Finalmente, hubo final feliz. Al menos, en parte. El marido engañado habría comprendido que la relación estaba terminada y, por fortuna, nadie salió lesionado de la charla. Los efectivos intervinientes terminaron llevándose solo una anécdota.