Por Francisco Peretti
Lejos de cabañas en el bosque pero manteniendo el espíritu de la versión del 2013 y usando de una forma elegante (al menos para el contexto) iconografía y elementos ya conocidos entre fanáticos de la saga, Evil Dead Rise (o Evil Dead: El Despertar, como se tituló acá) es una fuerte apuesta para continuar el legado de esta historia de nunca acabar entre demonios implacables y héroes improvisados, sin perder toda la mística que la viene caracterizando desde su primer largometraje en 1981. En esta ocasión, se le dio carta blanca al director Lee Cronin para que tomara todas las libertades necesarias para mantener en altura el nombre de la franquicia, llegando declarar en una entrevista que se permitió no dejar nada fuera de la película, contando que “ninguna idea fue demasiado grotesca como para no incluirse”. Obviamente, todo esto estuvo siempre bajo el ala de Sam Raimi, Rob Tapert y Bruce Campbell, quien en entregas anteriores fuese el personaje principal y aunque aquí no aparece en pantalla, tiene un cameo interesante en la versión subtitulada como la voz en la grabación de los vinilos que contienen los fragmentos del Libro de los Muertos.
Después de un pequeño prólogo donde se nos muestra un escenario conocido para los seguidores de las Evil Dead, se nos lleva a un viejo edificio en el cual nos presentan a dos hermanas que, aunque distanciadas, siguen atadas más allá de un lazo de sangre: Beth (interpretada por Lily Sullivan) y Ellie (interpretada por Alyssa Sutherland), quien vive con sus tres hijos, Kassie, Bridget y Danny (Nell Fisher, Gabrielle Echols y Morgan Davies, respectivamente).
Beth, después de una situación personal, se acerca al departamento de su hermana para una visita espontánea, pero un repentino terremoto abre una puerta a lo desconocido que volverá una noche lluviosa en una noche alucinante que ni ellos ni el espectador esperan vivir.
La película cuenta con un casting bastante acertado, lo cual es uno de sus puntos fuertes junto a un guion sólido. El reparto está a la altura de lo esperado y los personajes se sienten muy humanos, lo que nos permite empatizar con ellos en todo momento e identificarnos con cada uno, llegando a entender su perspectiva de la situación. A medida que avanza la trama y donde no solo los interiores, sino también las intenciones de los personajes se vuelven más oscuros y tenebrosos, se nos hace cercano poder sentir en carne propia el miedo junto a ellos dentro un caos totalmente fuera de control que, de forma implacable, nos deja sin palabras frente a un espectáculo macabro lleno de guiños hacia la franquicia en la que Cronin hace un trabajo impecable mostrándonos esos elementos icónicos que hoy ya son clásicos del horror.
La película es una experiencia de lo más intensa, no apta para los débiles de corazón.
Pero, si estás dispuesto a dejar de lado tus inhibiciones, te espera un viaje único que te mantendrá al filo de la butaca de principio a fin. Avisado esté quien entre en la sala, que en poco menos de 100 minutos vivirá una montaña rusa de vísceras, brutalidad y sangre (¡Se utilizaron más de 6500 litros!) que lo dejará abrazado al balde de pochoclos durante todo el recorrido.
► Te puede interesar: "Fervor de Buenos Aires", el manuscrito de la primera obra de Borges, sale a la venta
Comentarios