Pablo Ducau comandaba un vuelo sanitario entre Buenos Aires y Ushuaia la noche del 23 de noviembre del 2011. Los 10 minutos que duró el episodio y cómo siguió el vuelo rumbo a Tierra del Fuego
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El fenómeno OVNI tomó otra dimensión por las nuevas revelaciones de la NASA y de un piloto estadounidense que dio su versión ante el Congreso de ese país en Washington. Fue David Grusch, un ex oficial de inteligencia militar, quien frente a los senadores declaró que el Pentágono ocultó durante varias décadas información sobre los objetos voladores no identificados que surcaron los cielos del hemisferio norte.
En Argentina, también hay casos de pilotos de avión que denunciaron incidentes con este tipo de objetos voladores no identificados. “Mi oficina es el cielo”, asegura Pablo Ducau en diálogo con Infobae. Este hombre de 59 años, vuela hace 40 y lleva acumuladas 16.000 horas en el aire.
Su historia
Cuando promediaba el viaje y mientras el médico y la enfermera dormían en los asientos, se dio el avistamiento. “Volábamos sobre el mar argentino a la altura de Comodoro Rivadavia –recuerda Ducau, mientras en su mente le vuelven las imágenes de ese momento-. Era una noche clara. Entonces, en el costado derecho del avión apareció una luz brillante y rojiza. Nunca había visto nada igual”.
Ducau como le gusta decir trabaja en el cielo. “Es mi oficina”, resalta. En varios de sus vuelos nocturnos pudo ver Venus, Marte o un tren de satélites sobre su aeronave. Sin embargo el episodio de noviembre del 2011 no era nada de eso. “La luz que cambió del rojo al rosa se movía delante nuestro. Yo estimo que lo hacía a 2.000 kilómetros por hora, aunque es difícil estimarlo en forma precisa por la oscuridad del cielo –explica Ducau-. Entonces, me comuniqué con la torre de control de Comodoro. Me informaron que no había otro avión en la zona. Sólo un vuelo de Aerolíneas que había salido de Tierra del Fuego pero aún estaba muy lejos”.
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La torre de control de Comodoro no tenía radar en ese momento y no pudo registrar el paso del objeto no identificado. “La luz se acercaba a nuestro avión y en un momento quedó arriba nuestro por unos 30 segundos – cuenta Pablo con lujo de detalle-. Luego hizo una maniobra imposible, aumentó su velocidad creo que unas 50 veces y desapareció en el horizonte”.
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El avistaje en total duró unos 10 minutos, calcula Ducau. En todo ese momento, el piloto se mantuvo en calma. “Más sorprendido que asustado”, aclara. “Los pilotos estamos preparados para vivir situaciones de estrés y poder resolverlo sin problemas”, cuenta Pablo.
Tras cruzarse con la luz que lo siguió durante unos minutos en el cielo patagónico, Ducau siguió con su trabajo de piloto aéreo hasta la actualidad. “Hice el informe y desde la Fuerza Aérea nunca me convocaron, ni lo tomaron en cuenta. Es grave porque el incidente es al menos la intrusión en el espacio aéreo argentino de un objeto no identificado”.
Fuente: Infobae
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