"El juego me destruyó": el crudo testimonio de dos personas que superaron la ludopatía
En charla con Radio Rafaela, Brian y Jorge compartieron sus experiencias como ex jugadores compulsivos y cómo lograron recuperarse con ayuda de Jugadores Anónimos.
La ludopatía es una enfermedad silenciosa que afecta a miles de personas y familias en Argentina. En primera persona, Brian y Jorge contaron su desgarradora experiencia con el juego compulsivo, cómo llegaron a tocar fondo y el camino que encontraron para salir adelante.
"Intenté salir solo, pero no se pudo"
Brian vivió de cerca los estragos del juego online y cómo la adicción lo llevó a perderlo todo. "Soy Brian, un jugador en vía de recuperación. Antes del juego, era una persona alegre, enfocada en ayudar a los demás y compartir tiempo con mi familia. Mi pasión era el fútbol y trabajaba con mi papá en un emprendimiento de zapatillas. Pero todo cambió cuando descubrí las apuestas deportivas”, relató.

Al principio, Brian apostaba por curiosidad, sin perder el control de sus finanzas. Sin embargo, con el tiempo, el juego dejó de ser un pasatiempo y se convirtió en una adicción.
"Toqué fondo económicamente, anímicamente, en muchos aspectos. Intenté salir solo, pero no se pudo. Para mí, el casino virtual era un escape, pero en realidad me estaba hundiendo más. Hubo un momento en el que mi familia tuvo que hacerse cargo de todas mis deudas y hasta me quitaron el celular por tres meses para que no pudiera jugar", relató.
Sin embargo, el problema no terminó ahí. Apenas recuperó su teléfono, volvió a caer. "No me salía hablarlo, no sé si por vergüenza o porque mi familia no entendía que esto era una enfermedad. Me decían simplemente 'dejá de jugar', pero eso no me servía. El juego ya me había tomado por completo", explicó.

"Mi vida era la destrucción, el juego lo consumía todo"
Jorge, por su parte, vivió la peor cara de la adicción. Perdió su trabajo, su familia y terminó solo, en otro país, al borde de la muerte. “Soy Jorge, un adicto en recuperación. Tengo 67 años y hace ocho años, dos meses y 16 días que estoy en Jugadores Anónimos. Llegué destruido, porque el juego me atrapó durante muchísimos años. Perdí todo: familia, trabajo, dignidad. Me escapé de Rosario y terminé en Uruguay, viviendo en la calle como un pordiosero. No veía salida, pensaba en la muerte como única opción”, contó.
"Yo no sabía que era un adicto, lo aprendí en Jugadores Anónimos. Estuve años destruyendo todo a mi paso: familia, amigos, trabajo. Terminé tirado en un campo en otro país, esperando morir. Y no sé por qué, pero un día me levanté y decidí volver. Ahí empezó mi camino en Jugadores Anónimos", contó.

Los médicos le dijeron que lo que necesitaba era ayuda psicológica y grupos de autoayuda. Fue entonces cuando, gracias a una charla con una miembro de Alcohólicos Anónimos, entendió que su problema era una adicción. Desde entonces, lleva ocho años sin apostar y más de siete sin consumir alcohol, otra de las adicciones que surgió cuando dejó el juego.
"Mi ilusión era vivir del juego, no trabajar más. Pensé que había encontrado la fórmula perfecta para ganar siempre. Pero la realidad es que lo único que importaba era apostar. Si ganaba, jugaba hasta perderlo todo. Si perdía, jugaba para recuperar. Siempre era lo mismo. El gusto en la boca era igual, ganara o perdiera. El juego me dominaba por completo", confesó.
“Destruí mi familia”
Jorge recordó cómo el juego lo consumió, afectando su relación con sus hijos.
"Cuando mi hija cumplió 15 años, manipulé a mi exmujer para que pagara todo. En cuatro oportunidades tuve el dinero para ayudar, pero en las cuatro lo aposté. Siempre elegí el casino antes que mi familia”, contó. Sin embargo, años después, ya en recuperación, pudo festejar los 30 años de su hija organizándole él mismo una fiesta, algo que en su vida pasada no habría podido hacer.
Otro momento de profundo dolor fue cuando su hijo recibió dos disparos y terminó en terapia intensiva. "Yo estaba en Córdoba, venía de jugar toda la noche. Me llamaron para avisarme y no sentí nada. Cobré un trabajo y, en vez de viajar a Rosario a verlo, me fui a jugar. Así de anestesiado me tenía el juego”, recordó Jorge sobre ese momento de su vida.

En contraste, ya en recuperación, cuando su hijo lo llamó desesperado porque le habían robado en su departamento, en cuestión de minutos estaba ahí, a su lado. Lo contuvo, lo ayudó a arreglar la puerta y se quedó a dormir con él porque tenía miedo. "Eso se lo debo a Jugadores Anónimos. Me devolvió la vida, la conexión con mi familia y la posibilidad de vivir sin mentiras, sin manipulación, sin enojo”, valoró.
Un espacio de apoyo y recuperación
Ambos encontraron en Jugadores Anónimos un lugar de contención para enfrentar su adicción. "Nosotros no estamos para decirle a la gente que no juegue. No hacemos prevención, sino que estamos para contener a quien el juego ya destruyó. Al que sufre, al que no sabe cómo salir", aclaró Jorge.
El programa de 12 Pasos fue clave en su recuperación. "Fue lo que me hizo cambiar de vida. Yo no hablo de dejar de jugar, hablo de transformar mi vida por completo. Si no lo hacía, me estrellaba contra la pared", enfatizó.
Brian, a su turno, reveló que "los primeros 90 días fueron los más difíciles. La angustia por las deudas no me dejaba dormir. Pero me aferré al grupo, escuché historias de personas que habían pasado por lo mismo y comprendí que no estaba solo."

"No estás solo, se puede salir"
Tanto Brian como Jorge coincidieron en que la ludopatía es una enfermedad progresiva que no tiene cura, pero sí puede detenerse con ayuda y acompañamiento. "El primer paso es reconocer que tenés un problema. Yo no lo entendía hasta que toqué fondo. Pero quiero que sepan que se puede salir. No es fácil, pero se puede", concluyó Brian.
Para quienes necesiten ayuda, Jugadores Anónimos brinda reuniones y acompañamiento a personas que buscan recuperarse de la adicción al juego:
Jugadores Anónimos tiene sede física en Maipú 464 Oficina 312, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, cuentan con múltiples sedes físicas en diferentes lugares del país. La más cercana a Rafaela es la de Paraná, ubicada en Escuela Hogar Evita (Av. Don Bosco 749) donde atienden los martes de 18:00 a 20:00 hs.
Otra via de comunicación puede ser enviando un Whatsapp a la línea de vida de Jugadores Anónimos: 11 4412-6745
También pueden completar un formulario online ingresando a jugadoresanonimos.org.ar/nuestros-centros/
El crudo relato de Brian y Jorge, con Radio Rafaela
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión