“El cerebro necesita descanso”: claves para prevenir infartos y ACV, según una cardióloga rafaelina
Patricia Álamo, especialista rafaelina en cardiología clínica explicó cómo detectar riesgos y qué medidas tomar para reducir la posibilidad de sufrir un accidente cerebrovascular o un infarto.
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En un contexto donde cada vez más personas enfrentan enfermedades cardiovasculares, la doctora Patricia Álamo, especialista en cardiología clínica de Rafaela, brindó una guía clara y necesaria para entender y prevenir los accidentes cerebrovasculares (ACV) y los infartos. “No hay una sola receta mágica, pero sí hay formas efectivas de reducir los riesgos”, subrayó en charla con Radio Rafaela.
Tipos de ACV y sus consecuencias
La profesional aclaró que existen dos tipos principales de ACV: el isquémico y el hemorrágico.
“El isquémico se produce cuando se tapa una arteria y deja sin sangre una zona del cerebro, lo que lleva a la muerte de ese tejido. El hemorrágico, en cambio, ocurre cuando se rompe una arteria y hay sangrado dentro del cerebro”.
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La prevalencia es mayor en los ACV isquémicos —representan el 80%— y, aunque tienen una mayor tasa de sobrevivir, muchas veces dejan secuelas importantes. “Los ACV hemorrágicos, aunque menos frecuentes, suelen tener mayor mortalidad. Sin embargo, quienes sobreviven muchas veces presentan menos secuelas”, explicó la doctora.
Prevención: controlar lo controlable
La doctora destacó que la mayoría de los ACV isquémicos son prevenibles si se controlan adecuadamente ciertos factores de riesgo. “Hipertensión, diabetes, obesidad, colesterol alto, estrés, sedentarismo y mala alimentación son las principales causas del ACV isquémico y también de otras enfermedades cardiovasculares”, resaltó.
En ese sentido, remarcó la importancia de realizar controles médicos regulares, especialmente en pacientes que presentan alguna de esas condiciones.
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“En pacientes hipertensos, los controles deben hacerse cada seis meses, sobre todo en invierno, cuando la presión tiende a subir”, indicó. Y agregó una advertencia: “En el 90% de los casos de hipertensión no hay síntomas. La gente cree que puede ‘sentir’ cuando tiene la presión alta, pero no es así. La complicación aparece cuando ya es tarde”.
El estrés y la hiperactividad: enemigos silenciosos
Uno de los temas que más preocupa a la especialista es el estrés crónico, un factor cada vez más común. “El estrés es uno de los factores de riesgo fundamentales. No nos damos cuenta, pero vivir con tensión constante afecta directamente a las arterias”.
En el caso de una paciente que sufrió un ACV isquémico, Álamo relató que tenía hipertensión, dormía poco, soportaba altos niveles de estrés laboral y además mantenía una rutina de ejercicio muy intensa. “La actividad física es indispensable para la salud cardiovascular, pero el exceso también puede ser perjudicial. Hay que encontrar un equilibrio”.
Más allá de lo físico, la médica destacó la necesidad de cuidar el estado mental y emocional. “Nuestro cerebro está hecho para descansar. Necesitamos momentos de ocio real, de no pensar, de desconectar. Hoy el ocio se ve como una pérdida de tiempo, cuando en realidad es el mejor tiempo dedicado a nosotros”.
El consejo final fue claro: “La única forma de prevenir un ACV es controlando los factores de riesgo. No hay otro camino. Y eso incluye también aprender a parar, a descansar, a cuidar nuestro bienestar integral”.
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