Dormir bien: el hábito esencial que mejora la salud, la mente y previene enfermedades
El sueño de calidad regula hormonas, fortalece el sistema inmune y protege el corazón. Especialistas del NIH advierten sobre los riesgos de la privación y recomiendan hábitos simples para un descanso reparador.
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Dormir no es un lujo, sino una necesidad biológica. Así lo destaca un informe reciente del National Institutes of Health (NIH), que explica cómo el descanso nocturno activa mecanismos vitales del organismo, desde la reparación de tejidos hasta la consolidación de la memoria.
Los especialistas Dr. Merrill Mitler y Dr. Michael Twery, citados en el estudio, remarcan que la falta de sueño impacta directamente en la atención, el estado de ánimo y la capacidad para resolver problemas, además de aumentar el riesgo de accidentes y enfermedades crónicas.
Cómo el sueño protege la salud
Mientras dormimos, el cuerpo regula hormonas que controlan el crecimiento, el apetito y el estrés. También se refuerzan las defensas del sistema inmunitario y se restauran los niveles de energía.
El NIH advierte que la privación crónica de sueño altera hormonas relacionadas con el hambre (como la leptina y la grelina), eleva la presión arterial y puede inducir cambios metabólicos similares a los de la diabetes.
Dormir bien, en cambio, contribuye a prevenir la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos del ánimo.
La apnea del sueño, un riesgo silencioso
Entre los trastornos más frecuentes figura la apnea obstructiva del sueño, una condición en la que la respiración se interrumpe repetidamente durante la noche.
“Cada pausa respiratoria provoca microdespertares que fragmentan el descanso y elevan la presión arterial”, explican los especialistas.
Con el tiempo, estos episodios pueden dañar el sistema cardiovascular y aumentar la probabilidad de hipertensión y arritmias.
El tratamiento médico con CPAP (presión positiva continua) o dispositivos orales permite restablecer la respiración y mejorar la calidad del sueño.
Cuánto se debe dormir según la edad
Las recomendaciones del NIH y de MyHealthFinder varían según el grupo etario:
- Recién nacidos: 14 a 17 horas diarias.
- Niños y adolescentes: entre 9 y 11 horas.
- Adultos: de 7 a 8 horas.
- Adultos mayores: entre 6 y 7 horas, priorizando la calidad.
Además de la cantidad, los expertos subrayan la importancia de mantener rutinas regulares, con horarios estables de sueño y vigilia.
Hábitos que favorecen un descanso reparador
El NIH y MedlinePlus recomiendan adoptar medidas simples que pueden mejorar notablemente la calidad del sueño:
- Acostarse y levantarse todos los días a la misma hora.
- Mantener el dormitorio oscuro, ventilado y silencioso.
- Limitar el uso de pantallas antes de dormir.
- Evitar el alcohol, la cafeína y las comidas pesadas en la noche.
- Practicar ejercicio físico temprano en el día.
También se aconseja consultar al médico si se presentan ronquidos frecuentes, pausas respiratorias o somnolencia diurna.
Dormir bien, vivir mejor
La evidencia científica confirma que el sueño incide en casi todos los órganos y sistemas del cuerpo. Por eso, descansar no solo mejora el rendimiento diario, sino que reduce el riesgo de enfermedades graves.
“Dormir bien es una inversión en salud física, mental y emocional”, resume Marishka Brown, Ph.D., del Centro Nacional de Investigaciones sobre Trastornos del Sueño, quien avaló la revisión del informe en mayo de 2024.
El descanso, lejos de ser un tiempo perdido, es una herramienta esencial de prevención y bienestar.

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