Decir siempre que sí: qué revela este comportamiento según la psicología
La dificultad para poner límites suele esconder baja autoestima, miedo al rechazo o necesidad de aprobación. Qué consecuencias trae y cómo se puede revertir.
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Muchas personas tienen grandes dificultades para decir que no, aunque hacerlo sea una herramienta fundamental para preservar el bienestar emocional, evitar la sobrecarga mental y proteger relaciones más auténticas. La imposibilidad de poner límites no solo afecta la calidad de vida, sino que también impide el desarrollo de una identidad sólida y autónoma.
Aceptar todo por temor a decepcionar, ser juzgado o quedar mal puede llevar a un círculo vicioso de ansiedad, agotamiento y frustración. Según la psicología, esto se relaciona con una baja asertividad: la capacidad de expresar lo que uno piensa, siente o necesita, sin agredir ni ceder en exceso.
“Negarse con empatía ayuda a construir vínculos más sinceros, donde el otro respeta nuestras decisiones y valores”, destacan desde el sitio especializado Psicología y Mente. Aprender a decir no no implica rechazar al otro, sino priorizar el cuidado personal.
Las razones detrás del “sí automático”
De acuerdo a distintos enfoques terapéuticos, las causas más frecuentes por las que alguien dice siempre que sí son:
- Miedo a ser egoísta o una “mala persona”
- Necesidad de aprobación o de sentirse querido
- Temor a generar conflicto
- Creencias arraigadas desde la infancia (como “los demás importan más que yo”)
- Baja autoestima o inseguridad
Este comportamiento, muchas veces inconsciente, suele estar reforzado por modelos educativos o culturales que asocian la negativa con rechazo social.
Cómo entrenar el arte de decir que no
Una de las herramientas más utilizadas en psicología es el método del “sándwich”, basado en la fórmula positivo – negativo – positivo. Consiste en:
“Gracias por la invitación (positivo), pero no voy a poder ir (negativo). ¿Qué te parece si nos vemos otro día? (positivo)”.
Este tipo de comunicación asertiva ayuda a mantener la relación sin ceder ante compromisos que uno no desea asumir.
Decir que no con respeto, pero con firmeza, permite mejorar el autoestima, reducir la ansiedad y construir vínculos más sanos. Aprender a priorizar lo que uno siente y necesita es parte esencial del crecimiento personal.

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