Conocé el pequeño pueblito cordobés donde "el tiempo se detiene" y está a pocas horas de Rafaela

A poco más de 80 kilómetros de la ciudad de Córdoba, se encuentra Cañada del Río Pinto, un rincón escondido entre las Sierras Chicas donde el reloj parece haberse detenido. Aquí, el sol cae manso sobre los chañares, el aire huele a campo y las conversaciones se dan sin apuro, como si todo el pueblo compartiera un mismo pulso sereno.

Con apenas 150 habitantes estables, esta pequeña comunidad del departamento Ischilín conserva su esencia desde el siglo XVIII: calles de tierra, casas de adobe y una iglesia colonial que aún marca el ritmo de los días. La quietud no es sinónimo de soledad: es una forma distinta de vivir.

“Quien llega buscando aire puro se lleva algo más: la sensación de haber encontrado un refugio donde el tiempo se vuelve propio”, coinciden los lugareños.

Un viaje al pasado entre sierras y tradiciones

Cañada del Río Pinto es uno de esos lugares donde no hay bocinazos ni pantallas que apuren. Solo el sonido del viento, el rumor del río y los caballos que siguen siendo el principal medio de transporte.

La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, construida en el siglo XVIII, es una joya arquitectónica que se mantiene intacta. Frente a ella, un puñado de casas bajas y un antiguo galpón de ladrillos colorados recuerdan la época en que la región vivía del acopio de tabaco.

Los vecinos se saludan aunque no te conozcan, y en los bares se conversa sin mirar el reloj. Uno de los sitios imperdibles es La Pulpería La Esquina, un almacén y bar tradicional donde el café con leche se acompaña con tortilla recién hecha. Allí, entre anécdotas y risas, siempre hay alguien dispuesto a contar cómo era la vida “cuando todo era a caballo”.

Qué hacer en Cañada del Río Pinto

El mayor atractivo del pueblo es su capacidad para ofrecer descanso sin artificios. Las caminatas por los caminos de tierra, los paseos a caballo o en bicicleta y las tardes junto al río son parte de la experiencia. En verano, el río Pinto es ideal para refrescarse; en otoño, cuando el caudal crece, regala postales perfectas para la contemplación y la fotografía.

Los amantes del ciclismo también encuentran en la zona un punto de referencia, ya que el pueblo está cerca de La Cumbre, donde se celebra el famoso Desafío del Río Pinto. Muchos deportistas eligen estos paisajes serranos para entrenar o simplemente disfrutar de los caminos rurales.