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ESTILOS DE VIDA

Obesidad infantil: una pandemia en aumento alarmante

El aumento del sobrepeso y la obesidad infantil constituyen uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI. El incremento de este problema es crítico y ya ha tomado dimensión de epidemia.

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La dimensión del problema de la obesidad es alarmante. En los últimos 40 años, la cantidad de personas obesas en el mundo se triplicó. En América Latina la proporción de personas adultas con sobrepeso y obesidad aumentó significativamente en las últimas décadas, siendo para el año 2018 de 57,7% y 23% respectivamente.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo unos 41 millones de niños y niñas menores de 5 años padecen de sobrepeso u obesidad, con una prevalencia que oscila desde un 20,6% en los niños entre 5 y 9 años y un 17% entre 10 y 19 años.

En Argentina los valores no son muy lejanos a las estadísticas mundiales. En la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, realizada en 2019, se expuso una prevalencia de exceso de peso en niños cerca del 40%; incrementándose este valor en todo el mundo en las últimas décadas, incluso en edades tempranas.

QUÉ FACTORES DESENCADENAN LA OBESIDAD EN LOS NIÑOS

Según la OMS, la obesidad se define técnicamente como “una enfermedad caracterizada por exceso de tejido adiposo, cuya magnitud y distribución afectan la salud del individuo”.

El riesgo de obesidad está determinado por la interacción dinámica entre genética, ambiente y desarrollo temprano. El aumento de la adiposidad en los niños pequeños sugiere la contribución etiológica de factores prenatales (previos al nacimiento) y postnatales tempranos.

La ganancia de peso rápida en los primeros dos años, sobre todo en los primeros seis meses, en los cuales el aumento es predominante a expensas de la masa grasa, se asocia con un mayor riesgo de obesidad posterior.

Estudios demuestran que un niño en edad preescolar que tiene sobrepeso tiene cuatro veces más riesgo de padecer obesidad en la adolescencia, y si presenta obesidad tienen un 80% de posibilidades de tener obesidad en la adultez.

CÓMO SE PUEDE PREVENIR ESTA ENFERMEDAD

Las tendencias mundiales muestran que el inicio de la obesidad tiende a ser cada vez más temprano en el contexto de la epidemia de esta enfermedad. El riesgo de persistencia de la obesidad a lo largo de la vida y sus consecuencias futuras sobre la salud señalan la importancia de implementar estrategias de prevención aún desde antes de la concepción.

Existe una evidente modificación en el patrón de consumo alimentario producido en los últimos años a nivel global. La energía proveniente de productos ultraprocesados aumentó más de la mitad y hay una disminución en picada del consumo de alimentos sin procesar o mínimamente procesados. Por ende, la mala alimentación es una de las causas principales del exceso de peso.

Entre los factores determinantes del riesgo de sobrepeso y la obesidad se encuentra la elevada ingesta energética a través de productos de bajo valor nutricional y elevado contenido de azúcar y grasas. Además, la ingesta frecuente de bebidas azucaradas es un grave problema, (que Argentina lidera uno de los rankings mundiales), ya que según estadísticas, un 46,65% de niños las consumen al menos una vez al día.

La actividad física insuficiente, el aumento del uso de pantallas y el bajo consumo de alimentos frescos (el 36,6% de los niños sólo consume una fruta al día), también son factores predisponentes para la malnutrición por exceso.

ABORDAR ESTA PROBLEMÁTICA DESDE UN PUNTO DE VISTA INTEGRAL

Los cambios en los patrones alimentarios obedecen a un conjunto de factores sociales, económicos y ambientales que determinan los hábitos alimenticios de la población. Los modelos de producción de los alimentos, su disponibilidad, formas de comercialización y marketing que han generado entornos obesogénicos.

Estas problemáticas deben ser abordadas desde un punto de vista integral. El cambio no debe ser sólo en las costumbres y hábitos familiares, sino también en la educación y la concientización de la sociedad.

El accionar y el compromiso de los gobiernos es fundamental. La educación y el ámbito escolar son dos ejes fundamentales para crear programas en donde tanto niños y adolescentes como sus familias puedan darse cuenta de la importancia de llevar adelante una alimentación saludable.

LOS ANDES.

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