Martín Redrado denunció a Luciana Salazar por extorsión: “Firmé el acuerdo bajo presión”

La disputa entre Martín Redrado y Luciana Salazar volvió a ocupar la agenda mediática. Esta vez, por una denuncia por extorsión que el economista presentó contra la modelo hace más de un año, según se reveló recientemente. El escrito judicial sostiene que Redrado fue presionado para firmar un acuerdo de manutención respecto a la hija de Salazar mientras mantenían una relación sentimental.

“Fue un proyecto en soledad”

En la presentación judicial, el ex presidente del Banco Central de la República Argentina remarcó que no se considera padre de la menor, y que su única participación fue económica y en el marco de la relación sentimental que mantenían.

“La idea del nacimiento de la hija de la Sra. Salazar fue un proyecto en soledad de ésta última y en ningún caso común”, afirma el documento judicial, desmintiendo la existencia de un acuerdo de parentalidad.

“Caprichos y extorsión”

Redrado sostuvo que su colaboración financiera fue consecuencia de exigencias y presiones por parte de la modelo:

“Solo he colaborado desde lo económico mientras fuimos pareja, fruto de las exigencias, caprichos y luego extorsión que he debido padecer”, argumentó.

Además, en su escrito acusó a la abogada Ana Rosenfeld de falso testimonio, en relación a las declaraciones que hizo en una causa previa, donde aseguraba que Redrado y Salazar habían firmado convenios en común acuerdo.

Acusaciones cruzadas y una foto polémica

En su momento, Rosenfeld declaró que el economista y la modelo mantuvieron varias reuniones presenciales en su casa para discutir los convenios:

“Martin se comunicaba telefónicamente con alguien, dicho por Luciana, le hacía saber los alcances de lo que iban a suscribir”, dijo la letrada.

Salazar también habría presentado una fotografía como prueba, en la que se la ve junto a Redrado y Rosenfeld luego de una supuesta firma de acuerdo.

Sin embargo, Redrado negó que esa imagen implique consentimiento real o acompañamiento legal:

“Claramente no se puede ver allí a ningún otro profesional que podría haberme asesorado”, afirmó, sugiriendo que firmó bajo presión y sin asistencia legal propia, aunque la causa reconoce la presencia de al menos un abogado.