No pudo: Unión SF perdió con River y quedó eliminado de la Copa Argentina
Franco Armani, más “Pulpo” que nunca, fue la gran figura en la definición desde los doce pasos. Unión se fue de la cancha con la frente en alto, River no lo pudo superar y el partido estuvo para cualquiera de los dos, pero fue de River en la “lotería” de los penales. Jugará en cuartos con Racing.
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Digno lo de Unión. Perdió en la definición por penales, pero fue todo lo que un equipo de supuesta menor calidad debe ser y hacer para que la diferencia no se note en el trámite. Jugó de igual a igual. Impidió que River lo domine y lo someta, como es su costumbre. Es cierto que junto a Maizon Rodríguez (terminó lesionado, “rengueando”, pero tuvo una actuación consagratoria), Tagliamonte fue otro de los que se rescata en el trabajo individual por un par de atajadas en el final que fueron clave. Pero también Unión tuvo situaciones muy propicias en los pies de Palavecino, sobre todo el mano a mano del final, cuando se jugaba el quinto de los seis minutos que adicionó Gariano.
Si la idea era que River no se lo “llevara puesto” y que el habitual orden defensivo le complique esas intenciones al rival, el plan de Madelón salió muy bien. El sistema defensivo casi no tuvo fisuras. Por allí, algunos espacios que River quería aprovechar a las espaldas de Vargas y ahí aparecía Maizon Rodríguez para ganar los duelos individuales. El uruguayo, siempre atento y concentrado, fue el mejor de Unión, no solo del rendimiento defensivo. Y si bien River tuvo un poco más la pelota, no fue lo suficientemente agresivo para crearle problemas a Tagliamonte, que se esforzó para atajar en el medio del arco una volea de Galoppo y para “jugarse” a los pies de Salas, luego de la única pelota filtrada que se metió en el medio de los dos centrales rojiblancos, de buen trabajo en ese primer tiempo.
¿Y con la pelota?, Unión llegó muy poco. Poca actividad de los dos volantes laterales, tanto Palacios como Fragapane. Apenas una jugada clara, que fue luego de una réplica en la que Mauricio Martínez apareció por el costado izquierdo, metiendo la diagonal y rematando al arco pero encontrando la pierna de Nacho Fernández, para que la pelota se vaya al córner.
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Unión depende bastante de la sorpresa que pueden aportar los marcadores laterales con sus proyecciones. Pero fueron muy pocos los desprendimientos de ambos. Vargas no pasó casi nunca al ataque y estuvo más preocupado con las subidas de Acuña que en complicarlo con su adelantamiento. Del Blanco sufrió menos en la marca pero aportó poco del medio hacia arriba. Y sin sorpresa por afuera (ni de los marcadores ni tampoco de los volantes), Unión no generó espacios ni abrió la cancha para que aparezcan espacios que compliquen la estructura defensiva de River.
Estuvo a la altura Unión en ese primer tiempo. Ordenado, prolijo y atento. Unión no forzó suficientemente el error defensivo de River, pero tampoco fue sorprendido por un equipo muy ofensivo como el “millonario”, pero que apenas lo complicó en un par de ocasiones. Y nada más.
River tenía un poco más la pelota pero adolecía de claridad. Enzo Pérez era el que se paraba entre los centrales y salía con balón dominado, luego, Galoppo por un lado y Castaño por el otro le daban compañía pero no tanto fútbol. Y con Nacho Fernández no alcanzaba. En este panorama, bastante tenía que ver la estructura y el orden defensivo de Unión. Conclusión: partido parejo, con un leve predominio de River que no alcanzaba a otorgarle demasiados méritos para justificar una eventual diferencia a su favor, cosa que no concretaba.
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Ninguno de los dos entrenadores movía el banco. A Madelón le funcionaba el libreto. Gallardo veía que su equipo parecía más peligroso pero era solamente eso: una apariencia. Unión lo trabajaba muy bien al partido. Solamente le faltaba aprovechar alguna de esas pelotas que se recuperaban en el terreno millonario para llevarle peligro a un Armani de pocas intervenciones.
Llegando a los 20, Gallardo tomó nota de esa falta de agresividad de su equipo y lo puso a Juan Fernando Quintero por Nacho Fernández. Es cierto que Nacho no está para los 90 minutos y que había gravitado poco, pero Gallardo no quiso modificar nada de la estructura del equipo. Siguió igual, modificando “peón por peón”, enganche por enganche, sin enloquecerse ni haciendo nada que pueda convertirse en beneficio para Unión.
La más clara fue cuando River movió la pelota de un lado para el otro, llegó el “buscapié” al medio y se pasó de largo Montiel. Fue la más clara de River hasta ese momento, cuando se llevaban jugados 24 minutos. Allí, Madelón decidió la entrada de Gamba en lugar de Tarragona. Y enseguida, Solari entró por Julián Palacios a la vez que Gallardo puso a Lencinas por un Galoppo de baja producción, sobre todo en el armado del juego y el acompañamiento de los delanteros, salvo en esa media vuelta del primer tiempo que fue buen conjurada por Tagliamonte.
Empezó a sentir Unión el esfuerzo. Se sintió bastante en los dos volantes centrales, de buen partido ambos. Madelón puso a Colazo por Estigarribia y a Palavecino por Fragapane. Al mismo tiempo, Gallardo cambió a los dos puntas y puso a Colidio y Borja, además de darle aire al medio con el ingreso de Portillo por Enzo Pérez. Unión dispuso en esa parte final de una situación clarísima: centro de Vargas en una de las pocas veces que pudo llegar hasta el fondo, un rebote y el remate de Palavecino que se encontró con la humanidad de los defensores de River que, de manera desesperada, le dieron una manito a Armani para evitar la caída, aunque luego apareció otra vez Tagliamonte (otro de muy buen partido) para cerrar su arco en una buena réplica de River después de una pelota perdida por Palavecino.
Se la hizo difícil Unión a River. Le cerró los caminos, fue competitivo, inteligente en el planteo y le quitó cualquier posibilidad de brillo a un equipo que hace gala de un juego ofensivo que no pudo cristalizar. El final fue electrizante y dramático. Lo tuvo River con un cabezazo que atajó de gran manera de Tagliamonte y en la réplica, Palavecino quedó solo ante Armani, rematando desviado desde una posición inmejorable. Y a los penales.
El “Pulpo” Armani terminó siendo la figura en esa definición, atajándole los penales a Gamba y a Fascendini, mientras que Mauricio Martínez, Mauro Pittón y Colazo convirtieron. En River convirtieron todos menos Martínez Quarta que la tiró por arriba del travesaño. Y justamente Montiel, el que le dio a Argentina el título del mundo en Qatar, fue el encargado de darle el triunfo a un River que no fue más que Unión en el trámite. Digno lo de Unión. Una lástima.
Enrique Cruz-El Litoral

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