Qué sucedió en 2016 entre el delantero y el entrenador en cancha de Nacional de Montevideo, donde hoy el Xeneize se vuelve a presentar por la Copa Libertadores.
En el escenario donde Boca abrirá hoy su llave de octavos de final de Libertadores se produjo el quiebre definitivo de la relación entre Daniel Osvaldo y Guillermo Barros Schelotto. Desde la asunción del Mellizo como entrenador, el futbolista devenido en cantante de rock jugó apenas dos partidos y convivió poco más de 60 días en el vestuario con el DT que decidió separarlo del plantel.
Hasta ahora, se ignoraban algunos detalles de la pelea provocada por un cigarrillo encendido en el Parque Central de Montevideo que desató un incendio en La Boca.
Osvaldo había provocado una revolución tras su llegada, de una magnitud similar a la de Edinson Cavani hoy.
El atacante surgido en Huracán venía de jugar en la Juventus e Inter de Milán, más la selección italiana como naturalizado (al igual que Mateo Retegui en la actualidad). Tenía apenas 29 años, su vigencia era absoluta y, su calidad técnica, incuestionable. El único lunar que le encontraban al Loco, como lo llamaban varias personas de su entorno, eran los temas extrafutbolísticos. Sus relaciones amorosas, algunas licencias y excesos, más la atención que le daban los programas de espectáculos.
El episodio que desencadenó su salida de Boca
Bajo la dirección técnica de Guillermo Barros Schelotto, Dani Stone se sintió menospreciado por tener que compartir cancha con el “Equipo B” y se preparó directamente para el duelo copero frente a Nacional. Pero en Boca las paredes hablan y al cuerpo técnico le llegó el rumor de que se había “borrado”.
A los cuatro días del empate frente a los de Parque Patricios, Boca saltó al campo de juego de Nacional con Agustín Orión; Gino Peruzzi, Cata Díaz, Juan Manuel Insaurralde, Frank Fabra; Marcelo Meli, Leonardo Jara, Pablo Pérez; Cristian Pavón, Carlos Tevez y Federico Carrizo. Osvaldo viajó a Uruguay junto al plantel con expectativas de ser titular o al menos sumar 20 o 30 minutos en cancha luego de 53 días de inactividad. En el complemento, la visita rompió el cero gracias a Fabra y el dueño de casa sentenció el 1-1 definitivo por Sebastián Papelito Fernández. Barros Schelotto sustituyó a Pavón por Osvaldo al minuto 85. En el entretiempo había puesto a otro delantero como Andrés Chávez por Pachi Carrizo.
El número 9, que había recibido una lluvia de encendedores y monedas por parte de la parcialidad local durante la entrada en calor, no dio señales de enojo cuando recibió las indicaciones tácticas previas a su ingreso (todavía con un gorro de lana negro puesto para combatir la fría noche montevideana), aunque sabía que disponía de casi nulo tiempo para modificar el score.
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Apenas un par de contactos con el balón y pivoteos vía aérea parado como centrodelantero sirvieron como contribución para sellar el valioso empate de visitante. Se mostró comprometido, pero se le vino el mundo abajo cuando el árbitro paraguayo Enrique Cáceres pitó el final. Intempestivamente, se dirigió a paso acelerado hacia el vestuario visitante y no esperó a sus compañeros. “Le hizo una seña como que estás loco, no sé a quién”, comentó el Profe Pellegrini, periodista apostado en el campo de juego para la transmisión oficial. “Algo raro pasó con Osvaldo, eh. No se quedó adentro de la cancha”, añadió el relator Mariano Closs.
Lo que no se llegó a mostrar por TV fue que Osvaldo miró con cara de pocos amigos a los integrantes del cuerpo técnico, con un volumen de voz como de quien quiere ser escuchado exclamó al pasar “esto es impresentable”, le preguntó a un auxiliar si había salido sorteado para el control antidoping y, ante la respuesta negativa porque quien debía dejar la muestra de orina era Bentancur, retomó la veloz y furiosa caminata para perderse en el vestidor visitante.
En soledad y todavía con la ropa de juego puesta, Osvaldo cerró la puerta y encendió un cigarrillo. El humo no se llegó a disipar en los pocos metros cuadrados del sector reservado para Boca y Gustavo Barros Schelotto se percató de esto. Cuando el ayudante de campo se asomó e intentó entrar al vestuario para constatar lo que presumía, sintió que del otro lado le trabaron el acceso a la fuerza. Testigos que estaban presentes en el forcejeo revelaron que Osvaldo, que pese al parecido entre los hermanos se había percatado de que del otro lado del portón no estaba el DT principal, soltó una frase que fue la gota que rebalsó el vaso: “Cerrá la puerta que vos sos el hermano”.
La decisión final
Los Mellizos debatieron apenas unos segundos qué medidas tomar y, con el aval del preparador físico Jorge Valdecantos, mandaron a sacar a todos los utileros, médicos y auxiliares que pertenecían al contingente de Boca para internarse en el vestuario con el implicado y los otros referentes del plantel: Orión, el Cata Díaz y Tevez.
En ese instante tomaron la determinación de separarlo definitivamente del plantel y Dani Stone, con las revoluciones a mil, acató con una actitud desafiante. Es que él también sintió que su ciclo se había cumplido por el nulo feeling que tenía con el cuerpo técnico. Se sorprendió a la salida, cuando Marcelo Benedetto lo interceptó de camino al ómnibus e insistió para entrevistarlo y consultarlo por su regreso a las canchas. En una fracción de segundos, optó por quedarse delante del micrófono y dejó una frase escueta que hizo algo de ruido: “Me sentí bien, no me dolió para nada en los últimos 5 minutos que jugué. ¿Si pasó algo? No, no pasó nada”. En verdad, había pasado todo...
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