10 heridos graves, 90 detenidos y una ola de repudio tras la noche violenta en Avellaneda
El saldo de los gravísimos incidentes durante el partido por Copa Sudamericana dejó diez heridos, algunos de gravedad, y más de 90 detenidos. La violencia escaló en las tribunas sin que la seguridad actuara a tiempo. La CONMEBOL suspendió el encuentro y estudia duras sanciones para ambos clubes..
Los incidentes en el estadio Libertadores de América durante el partido entre Independiente y Universidad de Chile dejaron un saldo preocupante: diez personas resultaron heridas, varias de ellas con lesiones de gravedad, y más de 90 hinchas fueron detenidos por las fuerzas de seguridad, que actuaron recién después de que estallara la violencia dentro y fuera del estadio.
Según confirmó el propio club argentino y fuentes del Ministerio de Seguridad, los heridos fueron trasladados al Hospital Fiorito de Avellaneda. Entre ellos, se encuentra al menos una persona con heridas de arma blanca, cuya identidad y nacionalidad aún no fueron confirmadas. Uno de los lesionados, Felipe Valle, hincha chileno, declaró a una radio de su país: "Recibí un piedrazo en la cara, tengo un corte, pero estoy fuera de peligro."
Los detenidos, en su mayoría pertenecientes a la parcialidad visitante, fueron concentrados en Puerto Madero para su identificación y posible imputación. Las imágenes de decenas de personas boca abajo en la calle dieron la vuelta al mundo y alimentaron el repudio internacional.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, calificó de “irresponsable” la organización y ordenó asistencia consular para los heridos. Desde la CONMEBOL, en tanto, confirmaron que el partido no se reanudará y que el futuro de ambos clubes se definirá en su Tribunal de Disciplina.
Crónica de una noche violenta
Todo comenzó incluso antes del pitazo inicial. Desde la tribuna Pavoni Alta, ocupada por la hinchada de la Universidad de Chile, comenzaron las agresiones hacia los hinchas de Independiente ubicados en la parte inferior. Según versiones en el lugar, los incidentes se originaron cuando seguidores del equipo chileno robaron una bandera del club local.
La escalada de violencia fue inmediata: se arrojaron proyectiles, piedras, butacas, botellas, líquidos, billetes y hasta un inodoro. En uno de los momentos más dramáticos, una bomba de estruendo explotó en una platea con público local. Pese a la gravedad de los hechos, la seguridad no intervino, ni los 150 agentes privados ni los más de 650 efectivos policiales asignados al operativo.
El partido iba 1-1 cuando el árbitro uruguayo Gustavo Tejera lo detuvo a los tres minutos del segundo tiempo. La voz del estadio pidió reiteradas veces el desalojo del sector visitante. Sin éxito.
Lo peor ocurrió cuando barrabravas de Independiente cruzaron al sector visitante y agredieron a los pocos hinchas de la “U” que aún permanecían allí. Algunos fueron golpeados salvajemente y uno de ellos, desesperado, saltó desde lo alto de la tribuna para escapar. Las imágenes generaron conmoción internacional.
Tras una espera de más de 30 minutos y sin garantías de seguridad, la CONMEBOL oficializó la cancelación del encuentro.

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