PROVINCIALES

Santafesino en Israel entrenó, con juegos, a sus hijas a resguardarse: "El que llega último pierde"

Hace años el santafesino se fue del país por la inseguridad. Ahora, en Israel, debe estar atento a los misiles y a los ataques que deban enfrentar.
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Diego Fridman es uno de los santafesinos que viven en Israel y cuya vida cambió rotundamente desde el fin de semana cuando Hamás ingresó al país a sembrar terror. En diálogo con Ahí Vamos en UNO 106.3, dio a conocer cómo es su día a día, junto a su mujer y sus hijas de tres y siete años, a quienes tuvo que enseñarles a correr a una especie de búnker cuando hay "ruido". Vive en Beerseba, una ciudad ubicada a 25 kilómetros de Tel Aviv.
Sobre el inicio de estos ataques, recordó: "Nos despertamos 6.41 con la primera alarma, entre sueño y desentendimiento, desperté a mi mujer, cargué a las nenas y nos metimos en un cuarto de la casa que es de hormigón armado y hierro macizo. Escuchamos las sirenas y empezaron los booms en el cielo, pusimos las noticias y entendimos lo que estaba pasando".
"Por suerte esta zona no está tan densa como en sur. Hace un par de minutos sonaron las sirenas en Tel Aviv y alrededores. Desde casa se pudo escuchar la explosión de la Cúpula de Hierro, que, si bien es lejos, llega el ruido", indicó.
Explicó cómo se está defendiendo el país: "Hay varios sistemas, entonces cuando un misil es accionado, hay árabes que detectan en ese mismo momento desde dónde y hacia dónde se mueve el proyectil y calculan su trayectoria, a qué posibles ciudades puede llegar. Entonces, se activa una alarma en toda esa línea de lugares en donde podría impactar. En ese mismo instante, esta Cúpula de Hierro con radares mucho más complejos, detecta los proyectiles y lanza otro misil que trata de interceptarlo en el aire". Y aclaró que este sistema, distribuido en distintos puntos estratégicos, no logra derribar todos los misiles de Hamás.
Diego contó que tienen varios amigos y familiares que fueron reclutados por el ejército con los que puede comunicar de vez en cuando. En su caso fue dado de baja de esta fuerza porque ya pasó la edad, no está en el rango de reserva.
"El día a día es complicado. Es algo similar al coronavirus, pero sin contagio, no se sale a las calles; los parques están vacíos; en las escuelas no hay nadie; los comercios que realmente necesitan vender abren porque tienen lugares para cuidarse, como ambientes cerrados o búnkeres ubicados a menos de un minuto. Hay recomendaciones del Ministerio de Defensa, todo trabajador que quiera asistir a su trabajo que está a una cierta distancia, puede hacerlo, pero con la condición de que en 60 segundos como máximo, puedan llegar a un refugio, de no ser así ese lugar está deshabilitado para trabajar", detalló.
Respecto a su cotidianeidad en su casa, contó: "Por las cosas que fui pasando siempre tengo provisiones, tengo de todo, y compré más cosas. En ocasiones, hay que quedarse encerrados en este ambiente que es una pieza de un departamento, donde guardo comida que en general está enlatada, que no le hace falta heladera; agua; cosas dulces y saladas; preparé un baño químico para emergencias; artículos de higiene y de primeros auxilios; teléfonos; pilas y batería; equipos de radio. Siempre tenés que estar preparado para lo que uno no está preparado y es muy difícil. Sobre todo, no hay que trasladárselo a los chicos, tengo nenas de tres y siete años, qué les decís ¿corre? ¿ahora? Pude inculcarle, al menos a mi manera, lo hice de forma didáctica «vamos a hacer un juego, a ver quién llega primero a la habitación, el que llega último pierde» cuando hay ruido".
A su vez, indicó que el Ministerio de Defensa de Israel hace años cuenta con una serie de videos en forma de caricaturas y de animaciones donde les explican a los más chicos qué es un proyectil, cómo se defienden y qué hay que hacer.
"Más del 90% de la población de hombres, en las mujeres puede bajar un poco el porcentaje, recibieron entrenamiento militar. En mi caso lo recibí, puedo operar una M16 con los ojos cerrados, armarla y accionar. La portación de armas es legal, tenés que hacer un curso, debés pasar evaluaciones psiquiátricas, psicológicas, y así obtenés tu licencia. Muchos civiles tienen armas y las portan. De hecho, se hizo un grupo que se extiende por todo el país, que si salen al supermercado para poder tenerlos identificados y si alguien los necesita porque no todo el mundo está armado, se pusieron en los autos unas luces como de ambulancia, pero amarillas. Es como una especie de alarma comunitaria", reveló el santafesino.
Por el momento, Diego no piensa regresar al país por la inseguridad: "Me fui de Argentina porque la situación es esa época no daba para más, robos y todo lo que saben y no tengo que explicar". Le robaron un día antes de emigrar. UNO SANTA FE.

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