La falta de lluvias tiene al área metropolitana de la capital uruguaya en aprietos. La salinidad del agua de red aumentó y el gobierno se vio obligado a adoptar medidas urgentes.
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Uruguay vive escenas distópicas desde hace una semana, con aumento exponencial de las ventas de agua embotellada, protestas y advertencias sanitarias por la calidad del agua -con altos niveles de sal- que distribuye la empresa estatal Obras Sanitarias del Estado (OSE). Esto debido a que la prolongada sequía que vive el país está agotando las reservas de agua dulce de la represa principal en el río Santa Lucía, de donde se nutre la capital y su zona metropolitana, donde vive más de la mitad de la población del país.
— MSP - Uruguay (@MSPUruguay) May 5, 2023
Ante esta situación, OSE resolvió el 26 de abril tomar una parte de la materia prima "río abajo”, donde las aguas dulces se mezclan con las saladas del río de la Plata, el estuario que baña las costas uruguayas. "El agua ‘aguas abajo' puede tener mayor salinidad, pero nos vemos obligados a que por lo menos la cantidad de agua dulce que tenemos segura nos dure hasta finalizar mayo”, dijo en rueda de prensa el presidente de OSE, Raúl Montero, al realizar el anuncio.
Con esta medida, aumentó al menos dos veces más la salinidad del agua, en un esfuerzo por evitar que las cada vez más menguantes reservas se agoten. Según las estimaciones oficiales, si no llueve, la represa se quedaría sin agua a comienzos de junio. Montero explicó el 15 de mayo que había acceso al agua dulce por unos 18 días más. "Estamos con 6,5 millones (de metros cúbicos de agua) en (la represa de) Paso Severino, un mínimo histórico. Si extraemos 300 mil metros cúbicos por día, tenemos unos 18 días” de reservas, dijo.
Problema sanitario
Ese aumento de la salinidad del agua ha generado advertencias del Ministerio de Salud Pública y de los médicos especializados. Salud Pública recomendó a "aquellos que tengan hipertensión, en caso de ser posible, consumir agua embotellada” y que las personas que tengan "recomendación médica de una dieta restringida en sal, deberán extremar los controles de presión arterial y no descuidar sus controles médicos”.
Alejandro Cuesta, expresidente de la Sociedad Uruguaya de Cardiología, consideró que esta situación debe tratarse como "un problema sanitario” y evaluó que actualmente la información con la que se cuenta indica que el líquido que distribuyen las cañerías de la capital tiene tanto sodio que el consumo habitual de dos litros de agua por día supone "ingerir la mitad del sodio por día que está recomendado”. Por eso, considera que esta situación es "un problema más importante para algunas poblaciones en particular: los hipertensos, los que tienen insuficiencia cardíaca y los que padecen insuficiencia renal”.
La Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular de Uruguay advirtió en un comunicado que "casi el 37 por ciento de los uruguayos tiene presión arterial elevada” de los cuales un tercio "no lo sabe”. Por este motivo, el ministro de Medio Ambiente, Robert Bouvier, dijo que el agua del grifo "no es potable en la definición perfecta de potabilidad”, aunque sí "es bebible y consumible”.
Esta situación generó muchas críticas y quejas en la opinión pública, y una serie de protestas diarias autoconvocadas en distintas partes de la ciudad bajo el lema "no es sequía, es saqueo”. Además, la central sindical uruguaya Pit-Cnt convocó a una movilización masiva para el 24 de mayo.
El problema desató, además, una controversia política y la oposición de izquierda llamó a sala del Congreso a los ministros de Medio Ambiente y de Salud Pública, quienes fueron interpelados.
Respuesta del gobierno
El Poder Ejecutivo reaccionó la noche del martes 16 de mayo con una conferencia de prensa del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, quien anunció una serie de medidas para intentar mantener el suministro de agua potable en la zona metropolitana, a la espera de que las lluvias previstas para el invierno solucionen al menos temporalmente el problema.
"Lo más importante es darle tranquilidad a la población. Se va a mantener el suministro a toda la población hasta que lleguen las lluvias que cambien la contingencia, aunque las condiciones actuales sensoriales del agua que se está suministrando en la capital y el área metropolitana no son del todo potables, es apta para el consumo humano”, dijo Delgado.
Además, el gobierno anunció que distribuirá agua embotellada o desalinizada por el Estado en una planta que va a comprar, y que va a construir una pequeña represa de emergencia para intentar atenuar el impacto en el embalse principal. De esa manera, las autoridades pretenden prolongar ese plazo de 18 días manejado al comienzo de la semana y permitir que el agua siga fluyendo sin aumentar más los niveles de sodio.
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Las autoridades también anunciaron que a partir de ahora van a monitorear los precios del agua embotellada para evitar abusos de comerciantes. La venta de agua embotellada se triplicó, según el presidente del Centro de Almaceneros minoristas, Daniel Fernández. Y aunque algunos insumos, como los dispensadores, se agotaron en todo el país, la Asociación de Supermercados asegura que serán capaces de mantener el stock de agua mineral o mineralizada.
Pero más allá de las soluciones parciales o los planes a largo plazo para evitar que esto vuelva a suceder, ahora todos los ojos están puestos en el servicio meteorológico y en los pronósticos en busca de lo más importante: lluvias.
Fuente: EL