La comunidad rafaelina lamenta la pérdida de Ramón Rodríguez, más conocido como “Ramoncito”, el garrapiñero que durante casi un cuarto de siglo fue una figura entrañable del centro de la ciudad.

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En las últimas horas del sábado 5 de octubre, se conoció la triste noticia del fallecimiento de Ramoncito, un hombre que supo ganarse el cariño y el respeto de los habitantes de Rafaela.

A lo largo de 24 años, se convirtió en un emblema del Bv. Santa Fe, ofreciendo sus garrapiñadas con una sonrisa siempre presente, y compartiendo su calidez y alegría con todos aquellos que se cruzaban en su camino.

Ramón Rodríguez, con su inconfundible delantal blanco y su tradicional carrito de garrapiñadas, atendió a generaciones de familias desde su puesto, ubicado en la vereda opuesta del histórico Cine Belgrano, en pleno corazón de la ciudad.

Para los vecinos, era imposible pasar por el centro sin notar su presencia, siempre dispuesto a charlar, bromear o, simplemente, pasar un buen momento.

Nacido en una familia humilde, Ramoncito inició su actividad como vendedor ambulante acompañado de su pareja, encontrando en su carrito un modo de vida que abrazó con pasión y dedicación. A lo largo de los años, su figura se volvió un símbolo de la ciudad, especialmente entre aquellos que recuerdan haber comprado sus golosinas durante su infancia y que ahora volvían con sus propios hijos a saludar al querido garrapiñero.

Su fallecimiento a los 65 años dejó un profundo vacío en el corazón de la ciudad. Aunque su partida física es dolorosa, su legado perdurará en la memoria de Rafaela.